Opinión

Una república en pos de reencontrarse y un presidente en construcción

Por Carlos Reyna

Sociólogo

Una república en pos de reencontrarse y un presidente en construcciónPresidencia de la República

Detrás de las grandes y pequeñas batallas o escaramuzas políticas que se libran en varios de los escenarios de la política de estos días, hay una confrontación de fondo. Es el choque de dos mundos que aunque intercambian o se rozan directa o indirectamente en mercados de todo tipo, también guardan distancias de todo tipo entre sí.

Los dos mundos

Son el mundo criollo o acriollado de Lima Metropolitana y las ciudades de la costa norte, y el mundo de las regiones andinas. En la Amazonía las urbes tienden a seguir al primero, mientras que los pueblos originarios, a converger con el segundo. Entre uno y otro polo no se conocen, de allí que se temen, se detestan y eventualmente se odian y desprecian.

Esos dos mundos han estado escindidos territorialmente, étnicamente, y culturalmente a lo largo de la historia de la República. También hay una escisión de clase pero de manera más difusa, pues los pobres pasaron, en gran medida, de proletarios a informales.

En las diversas conferencias por el Bicentenario, historiadores, sociólogos o educadores han aludido con frecuencia a esta brecha. Lo han hecho investigadores como Heraclio Bonilla, Cecilia Méndez, Alicia del Águila, Natalia Sobrevilla, Claudia Rosas o Patricia Oliart. El consenso es que desde sus inicios nuestra República ha sido de dominio criollo y costeño.

Hasta que llegó la pandemia y separó a esos mundos con más profundidad que nunca. Esa circunstancia hizo que en las elecciones generales terminara ganando, por primera vez en la historia republicana, ya no un representante sino un integrante del llamado mundo andino, que existe también, aunque en minoría, en las ciudades costeñas de hegemonía criolla.

Más outsider que todos

Pedro Castillo, como ha dicho alguien, es el más outsider de los outsiders. Es un integrante de pura cepa del mundo andino porque es maestro rural, agricultor, rondero y pobre, y viene desde fuera de la política criolla, de sus protocolos, técnicas y malicias. Por eso mismo sus electores le dieron la confianza. Ser como ellos lo puso fuera de sospecha y, por primera vez en la historia de la República, uno como ellos, no uno que obtuvo su representación desde fuera, derrotó a la otra parte.

Con sus votos, nos dieron al resto de la república formal la oportunidad de, junto con él y nosotros, superar la escisión, la distancia, el desconocimiento, el temor, los prejuicios, la discriminación y eventualmente la violencia que nos ha venido impidiendo ser una comunidad de iguales, es decir una república de verdad.

Pero, como sabemos, la facción perdedora decidió seguir polarizando, potenciando el miedo, inoculando odio, en suma, seguir explotando la brecha abismal que nos ha venido separando. Ahora ya están hablando de vacar a Pedro Castillo, el comunista, el terrorista. Lograron dejar sembradas todas esas minas en el suelo de esta democracia y lo van a seguir haciendo hasta exprimir la última posibilidad de derrocarlo. Ese es el marco bajo el cual viviremos estos años y habría que recordarlo cada vez que se presenten algunas contingencias en este difícil momento para el Perú.

Los errores de un Presidente en construcción

Con esa certera frase ha definido Irma del Águila a Pedro Castillo en un conversatorio de La Mula. Yo diría que es incluso un político en construcción. En sí mismo no es tan malo, considerando la calidad promedio de nuestros políticos y presidentes. Pero lo más probable es que cometa errores y genere complicaciones para su propio gobierno, como la designación de su actual premier o la designación de algunos ministros que no tendrían el conocimiento ni la experiencia o el perfil ético necesario para ejercer sus cargos.

El portal Ojo Público acaba de mostrar el porcentaje de provincianos que tiene el actual gabinete, que es 68.4 %. Mientras, el porcentaje promedio de provincianos en los gabinetes de los gobiernos anteriores, desde Toledo a Sagasti, es de 25.9 %. La diferencia es notable, incluso inédita, y refleja el comprensible sesgo de Castillo a favor de los cuadros provincianos, que él mismo anunció en su campaña. También anunció que iba a pedir propuestas de organizaciones sociales para la designación de funcionarios. Eso es lo que ha hecho por lo menos en dos casos: Ministro de Agricultura y Ministro de Producción, el primero propuesto por CNA y el segundo por gremios de pescadores artesanales.

En el caso del Premier Bellido, también un provinciano y además quechua hablante, el error habría sido inducido, en parte, por ese mismo sesgo, pero también por el acuerdo con Vladimir Cerrón de que ese cargo era para alguien de su partido. Cerrón puso a una persona que, aún si no fuera culpable de apología al terrorismo, no era ni de lejos adecuado para el cargo por sus desatinos respecto a ese tema y por su homofobia conocida.

Se trata entonces de errores inducidos, por lo menos en parte, por una opción de Castillo que no es incorrecta: abrir canales de participación, para cuadros provincianos o vinculados a organizaciones sociales, en importantes instancias de decisión. El error estuvo en no equilibrar ese criterio con el de idoneidad profesional y trayectoria afín al cargo. Estos últimos criterios también debieron aplicarse para el cargo de premier, pero allí pesaron algunas opciones de Cerrón que serán perniciosas para el gobierno de Castillo.

La "Double Fantasy" de Vladimir Cerrón

“El parlamento de la revolución está en las calles, nunca en el parlamento oficial” Esa frase de Vladimir Cerrón, pronunciada en un evento nacional de su partido, explica por qué puso a Bellido como premier: para provocar una confrontación total con el Congreso y, a partir de allí, convocar a movilizaciones en apoyo del Gobierno y terminar imponiendo una Asamblea Constituyente.

La base de esto es, como en el disco de John Lennon y Yoko Ono, una doble fantasía. La primera, que el voto por Castillo fue un voto por las tesis de su partido y que el propio presidente debe aplicarlas o será corregido por ellos. La segunda, que esos electores son una masa dispuesta a seguirlos hasta el final para imponerle al país la idea autoritaria, estatista, patriarcal y extractivista que hay en esas tesis.

Tan arraigada tiene esta creencia Cerrón que está dispuesto a deshacer toda alianza si no se alinean con ella, incluyendo por supuesto el apartamiento de Pedro Francke y Aníbal Torres, bastante más importantes que él en la segunda vuelta y en el mes de las impugnaciones fujimoristas.

Para bien del país y sobre todo de los electores de Pedro Castillo, este enmendó la situación y obtuvo el retorno de Francke y Torres. Ese retorno es una derrota interna para Cerrón pues no logró apartar a los que considera enemigos suyos. Por otro lado, como saben los propios sectores económicos, el MEF tiene bastante más poder que la PCM. Y en la acelerada gestión de gobierno que se va a necesitar, van a ser bastante más frecuentes los despachos del Presidente con el ministro de Economía, responsable de las finanzas del gobierno, y con el ministro de Justicia, asesor legal del gobierno. El rol del premier va a ser muchísimo más discreto.

En el resto de gabinete y en la propia bancada de Perú Libre, los ministros y congresistas van a sentir la demanda de sus sectores y regiones para ser mejor atendidos con la vacunación, las medidas de reactivación económica, u otras de tipo social. Van a requerir una buena relación con el MEF. Este tipo de dinámica potenciará a Francke y eclipsará a Cerrón ante sus propios seguidores.

Nada de esto quiere decir que lo que viene será un camino tapizado de flores. Todavía seguirá el conflicto de fondo que hemos mencionado, algunas bancadas en el Congreso querrán aún derribar al gobierno, Cerrón mismo podría urdir alguna salida destructiva, igual los grupos violentistas de extrema derecha. Pero, excepto lo último, que hace necesario a una policía muy alerta, son factores que escaparían del control del gobierno. Lo único que podría minimizar esas amenazas es la movilización ciudadana. Y ninguna democracia se sostiene si sus ciudadanas y ciudadanos no la defienden cuando está en peligro.