Opinión

Una guerra de desgaste

Por Pablo Najarro Carnero

Teólogo y docente

Una guerra de desgasteFoto: Sebastián Castaneda / Routers

Definida como aquella que la gana aquel que más aguanta hasta el final, es sin duda la estrategia de la extrema derecha peruana. Otrora en el poder, donde logró imponer leyes que favorecieron a quienes los financiaron, hoy luchan por recuperar el bastión perdido. Asistimos hoy a un escenario de guerra política de alto poder. No es ya una lucha nacional, tiene un alcance regional, e inclusive mundial.

Comenzó en Brasil, continuó de alguna manera en Argentina; más tarde la vimos en el mismo EE.UU. y ahora en Chile. Aquí, está entrando en punto febril. Lo curioso es que en los mencionados países han tenido los mismos elementos de presentar orden de batalla. (1) Se ha "apelado" a mantener un estado democrático permeado de una economía neoliberal a ultranza y que curiosamente los estratos sociales más bajos aceptan como bueno. (2) Se ha usado fuertemente el sentimiento religioso cristiano, y en menor medida el católico conservador y tradicional que no acepta como sucesor de Pedro al papa Francisco. Esto se expresa en un fuerte activismo de los grupos evangélicos y sectarios que tienen como indubitable que Jesús volverá a reinar desde EE.UU. (Testigos de Jehová y Mormones). (3) Se ha apelado también a defender la sociedad – que para ellos no tiene ningún valor – del comunismo rampante. En algunos países como el nuestro, que ha vivido el senderismo, ese discurso cala aún. Ya han dejado de mencionar el marxismo, pues como todo aquel que lo ha leído, sabe que sus análisis son científicos y por tanto válidos. Pero exacerban el historial cercano de Cuba y Venezuela, esta última cercana por los inmigrantes en nuestras calles y que, lógicamente suenan a verdad. (4) Lo que no dicen es que en todas las anteriores subyace un profundo sentimiento racista y por que no decirlo, supremacista blanco, de raza. Lo vivió Biden por Trump en lucha y asalto por la Casa Blanca, lo vimos en Bolivia con el mediodía cruceño, y antes con mejor suerte a Bolsonaro en Brasil. En Bolivia se retomó el poder. Aquí en Perú la hija del dictador usó la misma táctica, y aunque no ganó tampoco baja banderas. (5) Un poderoso aliado no gratuito por ciento, es de la prensa que han coptado. Cual aplicados discípulos de Goebbels, destilan con todas las repeticiones posibles, alteraciones, medias verdades o mentiras sobre el gobierno de Castillo. Y también hay que decirlo verdades, pocas, pero son, con todas las ganas posibles.

Dada la dispersión del panorama político, los referentes extremos hacia la izquierda o la derecha, están en encarnizada batalla. La gente quiere un punto medio que hable de soluciones al tiempo presente, terminar la pandemia, recuperar las clases perdidas, y sobre todo reactivar su economía en crisis (marcada por el dólar que no baja, el gas que sube y una economía familiar precaria). En el Congreso, el fujimorismo y sus aliados se han encontrado con una izquierda dura que les hace frente, los perulibristas extremos manejan un discurso contundente. No serán buenos técnicos para gobernar, pero en el discurso van bien.

El fujimorismo ha entrado y no lo pregona, en un fanatismo rayano de ropaje hitleriano. Tiene a una líder a la que juran fidelidad con el brazo en alto. Dispuestos a dejar la vida, encarnados hoy en un movimiento – y hay muchos de corte jubilados militares – llamado “La resistencia”. Incansables activistas que se la juegan en las narices de la autoridad que preocupantemente, no los toca.

Lamentablemente el gobernante chotano, si no es cada día o semana, les da pábulo para sus batallas. Con nombramientos de personas marcadas por hechos delictuosos o incapaces para los cargos designados, tiene la respuesta del Congreso y la prensa adicta, vamos a decir precisa y hasta legal, para hacer renunciar a los elegidos. Que si no lo vetaron en el Congreso fue por "la bala de plata" que manejaba en ese momento el premier Bellido: la llamada “cuestión de confianza”.

El Congreso, de mayoría proclive a las empresas detectadas por actos de corrupción en gobiernos pasados, tiene el peso para decidir la agenda siempre latente. Ayer no estaba en agenda la vacancia, hoy lo está. No mintió Alva, la presidenta del Congreso, en decirlo una semana atrás.

El presidente Castillo mantiene a su reducido grupo de apoyo que, por suerte o manejo, pudo incluir en la lista congresal y que se le mantiene fiel. Por otra, hay algunos congresistas de filo izquierdista que no votan por consigna y todavía esperan el enderezamiento en el timón de gobierno del legislativo. Las huestes de Cerrón, ante el distanciamiento mostrado por "el Profe" hacia su líder huanca, votarían por su vacancia.

Los últimos sucesos sobre la actuación de la premier Vásquez en el conflicto minero en el sur ayacuchano, el caso del secretario personal de palacio y su bolsita de dólares en el baño, más la menguada y no olvidada, situación de ascensos militares, azuzadas por la prensa adicta, le vuelven a dar nuevos bríos a la caterva fujimorista. Al cierre, no parece que logren votos para lograr una vacancia que legalmente no es posible, pero queda claro que el Congreso ya no sólo es obstruccionista, sino que ahora es también saboteador.