Opinión

Una Constitución In Aeternum

Por Pablo Najarro Carnero

Teólogo y docente

Una Constitución In Aeternum

Disculpen el latinajo. Mi impronta Toribiana no la puedo dejar. Significa que nuestra Constitución es “para la eternidad”.

Esta constitución fue hecha para que quien asumiera la presidencia controlara todo el poder estatal – Congreso, Poder Judicial, Electoral, Contraloría y mucho más – sin obstáculos hasta el día de las calendas griegas. Fue hecha para que una dinastía pudiera perpetuarse en el poder: la dinastía Fujimori.

Hecha en 1993 – de ahí su nombre – fue bien tramada por Montesinos bajo la venia de Fujimori y todo el poder económico del Perú. El año 2000, con la aparición de los Vladivideos se vino abajo el andamiaje que la sustentaba. A pesar de estos videos, los gobiernos de Toledo y Humala no hicieron – o no quisieron – nada por cambiarlo, y el de García menos. El discurso más encendido fue el de Humala, pero hacia noviembre del 2011 fue evidente el giro del susodicho y el polo rojo quedó olvidado para siempre.

En principio la Constitución del 93 fue hecha para favorecer “el desarrollo económico del Perú”. Así lo mostró Fujimori quien tuvo un rédito personal como beneficiario directo de todos esos diezmos económicos que le dieron los grupos económicos del Perú.

Si nos ajustamos al texto constitucional este no puede ser alterado. En el art. 206 está el candado. Para el cambio se requiere mayoría absoluta. ¿Habrá alguna vez mayoría absoluta para cambios sustanciales de necesidad vital?, por lo que vamos viendo el día de hoy, con los dimes y diretes entre el congreso y palacio, suena imposible, ajustándose a la ley.

El articulo de marras no permite un referéndum previo. El referéndum es pos votación del congreso, y bueno con la presencia mayoritaria del fujimorismo y aliados, que sienten a la Constitiución del 93 como perfecta, es también imposible.

He escuchado decir que EE.UU. es el país de las oportunidades. No lo es. Nuestro Perú lo es. Con ésta C93, bajo su paraguas y el visto bueno del congreso o presidente de turno, uno se puede volver millonario. Sino pregúntenle por ejemplo al nuevo vecino de la Plaza de Armas de Lima.

La Constitución del 93 dice “economía social de mercado”. Los artículos 58, 59 y 62 son propios de una economía neoliberal, para nada es economía social de mercado. Es una grandísima burla a la letra y solo queda reir para no llorar.

En pandemia un balón de oxigeno que costaba S/ 200.00 lo vendían a S/ 2,000.00 así vayas contra el bien común, ¡al tuétano!, “business son business”. ¿No tenías para pagar? Ponte a un costadito, el que sigue si pagará por su viejita. ¿Hay alguien preso o investigado por ese atentado contra la salud social? ¡Nadie! ¿Por qué? La Constitiución del 93 lo ampara. ¡Rico el Perú! En la pandemia los ricos se hicieron más ricos a costa de pobres cada vez más pobres.

La Constitución dice que ningún extranjero puede explotar riquezas en los 50 kms de la frontera . Mi coterráneo Walther Aduviri reclamó – el llamado aymarazo – y acabó encanado.

Hay una propuesta de pedir – vía referéndum – el cambio de la Constitución del 93. Aunada a ella, el cambio de las reglas para acceder a cargos para ser “pater patriae” en el poder legislativo o ejecutivo. Pero, debe tener el visto bueno del congreso ¿Usted cree que el congreso dirá que sí a dejar la mamadera?

¡Salir a las calles! – voz del pueblo - ¿Funcionará? ¿Los jóvenes de Noviembre 2020 saldrán cuales Pintado o Sotelo?

La presencia de la OEA ¿Ayudará a salir del entrampamiento propuesto tercamente por ambos poderes? Parece que no hay voluntad del Congreso. Quieren poner condiciones que no pusieron cuando fueron a Washington a plantear el “fraude” electoral. Cosas del Orinoco. Cuando me conviene, la OEA es garante, cuando no, la ninguneamos.

Y considerando la llegada, algunas banderas se van arriando en ambos bandos. Maquillaje antes que venga el invitado. Ambos bandos (y bandas) quieren pasar de impolutos.

Mientras, todos miramos agregando dudas cartesianas en la mente y el corazón, preguntándonos: ¿En dónde diablos acabará todo esto?

Y claro, a los que tenemos la solución, como usted y yo, no nos preguntarán nada. Se las preguntarán a los incapaces de ambos lados. A los ayayeros de ambos lados.

El problema es que en estos tiempos borrascosos no se ha erigido una figura que pueda ser la bisagra entre el ejecutivo y el legislativo. En su momento lo fue Sagasti, antes Paniagua. Ahora no los hay. Estamos en el limbo. Para los creyentes y políticos, solo queda Dios. “Que Dios nos ayude” dijo Hurtado Miller. Para los no políticos, la dialéctica hegeliana sería implacable y como siempre histórica. Aunque aquí, el péndulo rarísima vez se va a la izquierda. Hegel por los suelos. ¿Y cuando se derrame la leche? … no valdría llorar. Hace tiempo sabemos que igual se derramará.