Opinión

Políticos en emergencia: a propósito de la atención médica privada a Pedro Castillo

Por Natalie Marrujo Fernandez
Políticos en emergencia: a propósito de la atención médica privada a Pedro CastilloAndina

En el otoño de 2013 me tocó informar, para el medio de comunicación en el que trabajaba entonces, sobre el internamiento a la clínica Angloamericana de Javier Diez Canseco, la figura más representativa de la izquierda del país. El parlamentario había sido llevado de emergencia debido a los constantes dolores que padecía a causa del cáncer de páncreas. Tres meses después falleció al interior del nosocomio. En aquel entonces, muchos cuestionaron que el líder de izquierda fuera atendido en un servicio de salud privado.

En 2018, en una columna publicada por el ingeniero Gonzalo García Núñez en el portal Otra Mirada, recordó al exalcalde de Lima y forjador de la Izquierda Unida, Alfonso Barrantes Lingán. En algunos párrafos rememoró el último encuentro que tuvo con el popular “Frejolito” en un restaurante, en la década del 90, donde le confió que haría un viaje a una de las mejores clínicas del mundo que tratan enfermedades como la suya. La noche del 2 de diciembre de 2000, Alfonso Barrantes murió en el Centro de Investigación Médico-Quirúrgico (CIMEQ), uno de los complejos hospitalarios con mayor prestigio a nivel internacional ubicado en La Habana, Cuba.

Hace menos de una semana, el candidato Pedro Castillo fue internado de emergencia en la clínica La Luz por una descompensación. En redes sociales cuestionaron hasta el hartazgo el por qué un político que se proclama de izquierda tenía que ser atendido en un servicio de salud privado. Nuestro clasismo y falta de empatía hizo que se viralizaran preguntas tan absurdas como: “¿De dónde sacó dinero para pagar la clínica?” “¿Acaso un profesor puede pagar un seguro EPS?” “¿Por qué no se atiende donde el pueblo?”.

Luego se conoció que el CEO de la clínica La Luz, Fermín Silva, es natural del distrito de Tacabamba, provincia de Chota; es decir, paisano del candidato de Perú Libre, por lo que no resultaría extraño que haya sido atendido en dicho nosocomio debido a esa proximidad, porque si algo no entienden los limeños es que a los coterráneos, muchas veces, se les trata como a la familia, con hospitalidad y respeto.

Precisamente, esa hospitalidad y respeto es lo que seguro siente la familia Fujimori, cuyos integrantes se atienden por muchos años en una sola clínica, ubicada en el distrito de Pueblo Libre. Se sabe que Alberto, Keiko y Kenji son caseritos de este nosocomio privado, pese a la distancia que los separa desde el lugar donde viven hasta la dirección de la clínica. Innumerables veces hemos seguido por televisión la imagen del endeble expresidente Alberto Fujimori siendo trasladado de emergencia desde la base de la Diroes, en Ate, hasta la clínica Centenario, en Pueblo Libre. Más de 20 kilómetros de trayecto para una emergencia.

De igual forma, en setiembre de 2019, la hoy candidata Keiko Fujimori tuvo que ser trasladada de emergencia del Anexo II del Penal de Mujeres de Chorrillos hasta la clínica de Pueblo Libre. 16 kilómetros de viaje. Hoy, el hermano menor, Kenji Fujimori se encuentra internado en el mismo centro hospitalario a causa del coronavirus. Pese a ello, son pocos los que cuestionan la preferencia de esta familia por la Clínica Centenario Peruano Japonesa, cuando se trata de una emergencia.

El periodista José Vásquez Cárdenas, en su libro “Vivo o muerto”, reconstruyó el último día de vida de Alan García y anotó claramente el plan de evacuación trazado por los agentes de Seguridad del Estado que resguardaban al expresidente en 2019.

Apenas tres minutos era el tiempo estimado para llegar al hospital más cercano si García sufría de alguna una emergencia o contratiempo. Y así fue. No tardaron más de tres minutos en llegar hasta el Hospital Casimiro Ulloa. Este plan, según el periodista mencionado, había sido diseñado a partir de un problema de salud que presentó un año antes doña Nytha Pérez Rojas, madre del exmandatario, quien había sido trasladada desde su casa a una clínica privada ubicada a gran distancia. El equipo de seguridad concluyó que, a partir de ese incidente, trasladar a alguien lejos, en una situación de emergencia, no sería una reacción oportuna.

Como vemos, la salud es el bien más preciado para todos, ya seas de derecha, centro o izquierda. La asistencia médica privada que tuvo Pedro Castillo puso en evidencia no solo la brecha de cobertura de salud que hay en todo el país, también agrietó aún más las taras de nuestra sociedad que considera que un servicio de calidad es exclusivo de un estrato socioeconómico o está ligado a una determinada postura ideológica.