Entrevista

Paolo Sosa “Por una cuestión pragmática no debería haber problema en que se le otorgue la confianza al gabinete Vásquez”

Por Omar Rosel

Corresponsal en Ayacucho

Paolo Sosa “Por una cuestión pragmática no debería haber problema en que se le otorgue la confianza al gabinete Vásquez”Foto: El Comercio

La determinación que ha tenido la premier Mirtha Vásquez en la salida de Luis Barenzuela del Ministerio del Interior, por los serios cuestionamientos a su comportamiento del último fin de semana, ha hecho que Vásquez se empodere a nivel del Ejecutivo, pero de cara a lo que será el voto de confianza a su gabinete, veremos si esto es suficiente para convencer a las diferentes bancadas. Para conversar sobre este tema, Noticias SER entrevistó a Paolo Sosa Villagarcia, Polítólogo e Investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP)

¿Qué revela y cuál es el significado de caída de Barrenzuela de la cartera del Ministerio del Interior?

Claramente la salida es producto del escándalo. Y, no es que estaba presupuestado dentro del gabinete, por mucho que haya sido un ministro bastante cuestionado por sus cercanías con Vladimir Cerrón, y por su perfil profesional. Si no es por el escándalo, no terminaba cayendo. Fue algo más fortuito, aunque hay alguien podría decir que efectivamente ese tipo de comportamiento irresponsable es esperable de una persona con estas características.

¿Quién gana y quien pierde con la salida de Barrenzuela?

En general, gana el gabinete, en términos de tener un cuestionamiento menos. Más allá del escándalo, había una crítica presente en la oposición respecto a la figura de Barrenzuela como Ministro del Interior.

¿En qué medida la caída de Barrenzuela le da más poder a Mirtha Vásquez?

La presidenta del Consejo de Ministros se empodera más porque fue quien salió a dar la cara primero y quién rayó la cancha con respecto a la respuesta del Presidente Castillo, que aunque demoró, finalmente parece que atendió a esta condición que le pone la Premier. Pero de todas maneras se perdió un poco el oxígeno que se había ganado después del cambio del gabinete liderado por Bellido. Sin embargo la caída del ministro del Interior le da más margen de acción a Mirtha Vázquez.

¿Cree que la premier Mirtha Vásquez logrará el voto de confianza?

Sí algo revelan las encuestas de los últimos días es que hay una mayoría de la población que está pidiendo que se le dé la confianza al gabinete por cuestiones más pragmáticas y no necesariamente porque comulgan con las ideas del gobierno, y es que la gente considera que es más productivo que el gabinete empiece a trabajar y por ello se le debe dar la confianza. Yo creo que pesará más una mirada pragmática dentro del Congreso, especialmente, luego de la renuncia del ministro Barrenzuela, porque hay una imagen de un gabinete que es capaz de enmendar errores. Finalmente los congresistas aprovechan estos espacios como tribuna para hacerse ver por sus electores, entonces, más allá de que temas como los conflictos o Camisea sean politizados en el pleno para criticar al gabinete y al gobierno, creo que por una cuestión pragmática no debería haber problema en que se le otorgue la confianza al gabinete Vásquez.

¿Cómo caracterizarías a estos primeros tres meses de gobierno de Pedro Castillo?

Es difícil hacer una caracterización en función de la agenda del gobierno, porque había los temores de algunos sectores de que este sería un gobierno de izquierda radical, un gobierno comunista, pero ninguna de estos adjetivos aplica. Ahora, lo que resaltaría es que hay una improvisación bastante fuerte y se nota claramente las pocas capacidades de gestión y de gobierno que tiene, ya no solo el Presidente Castillo sino todo su entorno, incluso el partido Perú Libre, que a confesión propia de Vladimir Cerrón, no esperaba llegar al gobierno y gobernar. Tampoco sus aliados terminan de cuajar propuestas concretas, hay algunos chispazos que auguran algunas políticas, pero tampoco es que sean ideas claras. Son 100 días de improvisación y de errores, donde no hay todavía una política clara del gobierno respecto a los temas en que debería tener una gestión distinta tomando en cuenta que se trata de un gobierno de izquierda.

¿Qué impacto político genera que Pedro Castillo no opine nada sobre problemas de su gobierno y se demore en tomar decisiones, como sucedió con el caso de Barrenzuela?

Claramente eso le resta liderazgo al presidente y hace que otras voces se empoderen, pero que no necesariamente representan lo que el gobierno quiere decir. Eso lo hemos visto en las primeras semanas de este gobierno y creo que es una dinámica que lamentablemente continúa y el presidente no aprende de ese error. Con respecto a Barranzuela, efectivamente, este tipo de decisiones no pueden tomarse a la ligera, porque hay que procesarlas; pero comunicar que se está tomando una decisión es importante y no es bueno quedarse callado. El presidente comete el error muchas veces de pensar que cuando no dice nada, nada pasa y en realidad ese es el peor error, porque en una sociedad muy mediatizada, como la que tenemos hoy, donde todo es inmediato, esos silencios se vuelven muchos más visibles. La gente se pregunta ¿cómo es posible que casi a 24 horas de la revelación de un escándalo el presidente no diga nada al respecto? Entonces, este tipo de silencios, finalmente le restan liderazgo a Castillo.

A la luz de las últimas encuestas sobre la reducción de la aprobación de Castillo ¿Considera que está se pueda convertir en una tendencia?

Aquí hay dos lecturas. La primera, es la menos probable, es que el presidente baja porque se va moderando y entonces pierde apoyo en algunos sectores y, no necesariamente es así, porque realmente vemos que hay varias instituciones con un bajón de aprobación. Entonces, tiene que ver con el desgaste de la imagen, porque es un gobierno y un presidente que vive mucho de los símbolos, de representar cosas y eso tiene un límite y quizás estamos empezando a ver eso. Es muy temprano para decir que esto es una tendencia, porque ni siquiera las experiencias pasadas de otros presidentes nos pueden ayudar a tener una imagen más clara, porque la regla es que en estos meses de gobierno es cuando se acaba la luna de miel, pero hay presidentes como Ollanta Humala que lograron sostener eso por muchísimo más tiempo. Considerando la comparación que se hace sobre Castillo y Humala, más allá de la moderación, lo importante que tuvo Humala es que en pocos meses logró diseñar y poner en agenda pública programas sociales muy concretos que le sirvieron como su marca del gobierno. Y eso es lo que no tiene Castillo, porque todo es mucho más simbólico y muy poco aterrizado.