Opinión

Las confusiones del padre Omar

Por Pablo Najarro Carnero

Teólogo y docente

Las confusiones del padre OmarFoto: Líbero

De poco tiempo atrás, escucho a un sacerdote de Lurín, Omar Buenaventura. Escribo sobre él apelando al espíritu cristiano y como teólogo.

En principio, usa la homilética diaria para denostar sobre el gobierno de Castillo. Dice que es cura “de cerro” para subliminalmente sugerir que habla desde los pobres.

No se puede negar que el presidente Castillo ha tenido un gobierno hasta ahora desastroso. Y si hay que criticarlo desde una posición de la Iglesia, ha de ser sin miramientos hacia un lado. Al hacerlo desde una posición claramente parcializada, su postura se desmerece. Si lo hiciera también, mirando y criticando al Congreso y al Poder Judicial, con toda la pasión con que lo hace contra Castillo, su posición seria la adecuada. Él no lo hace.

No hay duda que el ex sacerdote franciscano, relegado por su atolondrada actitud protagonista, tuvo un nicho oportuno en la diócesis de Lurín, donde su obispo, cuando seminarista inclinado por la opción por los pobres, hoy lo proteja y parezca casi intocable en la diócesis. “¡Charlie hombre!”. Es ahora “influencer” en redes. El ahora obispo de Morropón, antes de la diócesis, era de los pocos que lo tenía a distancia por su posición.

Es evidente su inclinación política por el actual sistema económico neoliberal. Parte diciendo que el sistema es bueno y que los corruptos lo afectan gravemente. Que los últimos presidentes fueron cuasi beatos. Disocia – creo – intencionadamente al sistema económico neoliberal de la corrupción, cuando bien sabemos que van de la mano. O no lo ve – no creo – o mira para el costado. Sabe mucho de la coyuntura política como para callarse adrede en ese sentido.

Me impresionó la forma en que defiende a la hija del dictador, al llamarla inocente hasta que se le compruebe. Él no lo ve.

Es terrible su posición sobre el comunismo. Considera que ningún católico puede ser comunista. Al parecer el Concilio Vaticano II es para él letra muerta. Asume una posición pre conciliar entendida en esa época. Ha olvidado que repartir entre todos por igual es una concepción de nuestra Iglesia, no del comunio .

Un periodista le hace ver que Castillo no es comunista, pero el retruca hábilmente a su cercanía con Cerrón. Pero viendo las cosas, nada del comunismo extinto desde hace tiempo, ha aplicado el presidente, como las expropiaciones anunciadas por la prensa insinuadora. La subida de alimentos – y él lo sabe – no es por Castillo. Es por sus benefactores de las ollas que, en este sistema capitalista “sin pecado” tienen el control de los precios.

Ante la posición de la Conferencia Episcopal (CEP) tiene una posición de claro rechazo. Para él la CEP debió ser más contundente. Le pareció tibia la posición. Quizá debió ser como su perorata incendiaria.

No me queda duda de su inclinación religiosa y política. Usa vestimentas religiosas preconciliares. Apela al asistencialismo paternalista dejado hace tiempo por Cáritas nacional. El que solo promueva las ollas comunes, es prueba de lo dicho. Es sabido que esa labor asistencial era nociva para el desarrollo social y fue sabido – hace más de treinta años en Cáritas – que respondía a una intencionalidad de perpetuar la pobreza en los países subdesarrollados. Lo digo habiendo trabajado en Cáritas de la prelatura de Juli.

Un modelo, en su misma diócesis, la realiza un sacerdote español de apellido Calvo que promueve, en la lucha contra la pobreza, la formación de talleres para mujeres y que sean autogestionarias generándose ingresos económicos. Sin dejar de lado las ollas comunes, pero da un paso más.

El lenguaje de Omar, no se distancia de los discursos de la derecha política. Grandísimas líneas de mensaje similares a las del fujimorismo y la prensa amarillista en vitrina. No es de extrañar que responda a entrevistas de Perú21 con presteza.

Estimado incardinado, así como se lo pide a Castillo, si le gusta la política y el protagonismo, dé un paso al costado, baje al llano. Haga lío pero desde la Doctrina Social de la Iglesia – como lo pide Francisco – pero no recortando el mensaje de la doctrina. Le creeremos cuando fustigue también al congreso y la prensa – como la de Perú21 – no de manera soslayada, sino directa, como lo hace con el actual presidente.