Opinión

Las Bambas: lo que mal empieza nunca termina

Por Noticias SER
Las Bambas: lo que mal empieza nunca terminaFoto: GEC

Desde que inició sus actividades en el distrito de Challhuahuacho, provincia de Cotabambas, el proyecto Las Bambas ha estado en el centro de la conflictividad social que atraviesa el denominado corredor minero, ubicado entre los departamentos de Apurímac, Cusco y Arequipa.

Las razones para las protestas surgidas a lo largo de estos años son diversas y tienen que ver con la forma como la empresa obtuvo autorización para desarrollar sus operaciones, el tipo de relación que estableció con las comunidades y los compromisos que asumió con ellas, además de las modificaciones al diseño original del proyecto y, por supuesto, el impacto social y ambiental que conlleva una actividad de esta envergadura. El telón de fondo, como en muchas otras regiones con economías extractivas, es la inexistencia de un proceso de desarrollo que garantice una mejora de la calidad de vida de la población del entorno y la haga partícipe de los beneficios millonarios que deja la explotación de los minerales.

Frente a esta situación, la respuesta de cada gobierno de turno ha ido de la represión de la protesta -con las consiguientes afectaciones a la vida e integridad de las personas- a la negociación posterior, lo que ha dejado a su paso distintos espacios de diálogo en los que las autoridades adoptaron compromisos de inversión y ejecución de proyectos. Como efecto perverso de esa dinámica, cada retraso en el cumplimiento de los acuerdos ha jugado en contra de la confianza en el Estado y ha reavivado conflictos.

En lo que va de la actual gestión gubernamental, la situación de Las Bambas se ha deteriorado gravemente. En este momento, la Compañía Minera Las Bambas -MMG ha debido suspender actividades, en tanto las dos comunidades colindantes y en cuyas tierras se realizan o se deben ampliar operaciones, han manifestado su rechazo a la presencia de la empresa.

Las autoridades gubernamentales se han limitado a ofrecer un espacio de diálogo entre la empresa y las comunidades, así como la realización de un Consejo de Ministros descentralizado en Cotabambas. Nada nuevo bajo el sol, que probablemente sirva para que el Ejecutivo gane algo de tiempo y tribuna, pero no resuelva los problemas de fondo porque el gobierno carece de una estrategia para gestionar el conflicto con seriedad y responsabilidad.

En Noticias Ser, creemos que lo ocurrido con el proyecto minero Las Bambas muestra las limitaciones del modelo extractivo que tenemos en el país, limitado a impulsar la explotación incondicional de nuestros recursos sin tomar previsión alguna para impulsar un desarrollo sostenible y una adecuada convivencia con las comunidades del entorno. En tales condiciones, continuará el ciclo de protestas, paralizaciones de la producción, represión y negociaciones inconclusas en las que perdemos todos.