Opinión

La permanente violencia contra la mujer en Cusco

Por Luz Abarca
La permanente violencia contra la mujer en CuscoFoto: Diario Correo

Los días para muchas mujeres en Cusco siguen siendo los mismos que veían desde su infancia, un ambiente con mucha violencia estructural (maltrato físico y psicológico, y violencia familiar). A pesar de haber transcurrido el tiempo las cosas no han cambiado, lastimosamente aún presentamos cifras aberrantes que terminan frustrando sueños y proyectos en la vida de muchas mujeres.

Según el Estudio Multicéntrico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre violencia contra la mujer de parte de su pareja realizado el año 2000 (en el cual participaron 10 países del mundo), el departamento de Cusco se ubicó en el primer lugar con un 61% de casos en violencia física contra la mujer de parte de su pareja (OMS, 2005); además, durante este 2022 se ha registrado, hasta el momento, 3 víctimas de feminicidio.

¿A dónde vamos? Vivimos bajo el mismo cielo, con años transcurridos, y quizá con una particularidad en común: la violencia sistemática presente en muchos hogares, vinculada no solo al ámbito económico, sino también a una subordinación social. Si bien es cierto, desde diversos sectores se han realizado trabajos para mitigar la violencia hacia la mujer, estos no son integrales y mucho menos articulados, es decir, cada institución baila con su propio pañuelo, en una disputa constante por quién se lleva el protagonismo ante la opinión pública.

No hay mucho por decir tampoco por parte de nuestras autoridades, quienes más allá de buscar soluciones andan en otra. Si desde la ciudadanía cusqueña se luchó por una representación paritaria con aliados y aliadas sociales para mitigar y proponer soluciones; lastimosamente el accionar de las principales autoridades de la región es risible, como el caso de nuestra vicegobernadora, cuya preocupación fundamental el 2022 es la de incrementarse el sueldo en plena crisis; por otra parte, el gobernador Benavente anda pensando más en obras de infraestructura visibles. Pareciera que las cifras sobre violencia hacia la mujer no importan.

Por ello, urge trabajar en una verdadera implementación de comisiones que puedan surgir desde el Gobierno Regional de Cusco que tengan presupuestos asignados, puesto que el existente “Observatorio Regional Cusco de la Violencia contra las Mujeres” no socializa su trabajo ni la información que recoge con la sociedad civil. En tal sentido, es preciso mejorar la difusión de los canales de denuncia, acelerar sanciones oportunas para las denuncias, realizar un acompañamiento constante a las denunciantes, dejar de satanizar la Educación Sexual Integral (ESI) y empezar a exigir su implementación, lo que permitirá el fortalecimiento de capacidades en nuestras infancias, como herramienta para la promoción y construcción de vínculos responsables a través de información y contenidos adecuados para la promoción de los derechos. No bastan actividades o actitudes como publicar una foto con frases rimbombantes en los lanzamientos de programas contra la violencia hacia la mujer, si estos no cuenta con presupuesto ni voluntad política; tampoco sirven de mucho, las indignaciones de un día, cadenas a través de redes sociales, o recordar a las mujeres un 8 de marzo con infinidad de eventos y foros. La violencia no se presenta en un solo día, sino todos los días del año y la lucha por mitigarla debe ser constante, necesitamos actuar, necesitamos apostar por las personas, pues hoy las estadísticas nos muestran que Cusco es una región que golpea a sus mujeres.