Opinión

La igualdad de género: una tarea del Estado y la Sociedad

Por Miguel Castillo Rodríguez

Gestor público especializado en gobiernos locales

La   igualdad de género: una tarea del Estado y la SociedadFoto © Luisenrrique Becerra | Noticias SER

El 4 de abril del 2019, se publicó en el diario “El Peruano”, la Política Nacional de Igualdad de Género, cuya gestión está a cargo del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. En ella se identifica como un problema central “la discriminación estructural contra las mujeres”, producido por 3 causas: 1. Normas y cultura institucional que refuerzan la situación de inferioridad o subordinación de las mujeres, 2. Asignación desigual de roles (productivos a los hombre y reproductivos a las mujeres) y 3. Patrones socioculturales discriminatorios que privilegian lo masculino sobre lo femenino.

La primera se refiere a la baja difusión de la normativa sobre igualdad de género y el incumplimiento de las instituciones en la incorporación de lineamientos sobre el enfoque de género en sus directivas internas e instrumentos de gestión institucional. La segunda, hace mención a los modelos culturales que nuestra sociedad reproduce conciente o través del inconsciente colectivo y, la tercera, al papel que desempeñan los hombres y mujeres, en nuestra sociedad, condicionados por la reproducción y cuidado de la descendencia y el acceso a recursos para la manutención de sí mismos y de la familia.

Cada una de estas causas ocasiona efectos diversos, como la vulneración de derechos a la igualdad de oportunidades en educación, trabajo, salud, sexualidad de las mujeres, y también a ser expuestas algún tipo de violencia y menor valoración de sus capacidades como miembros de la sociedad.

Nuestra sociedad que aún está en proceso de integración y formación, es conservadora, y sabemos a priori los estereotipos que la caracterizan. Nuestro modelo cultural reproduce y mantiene diferenciaciones de roles por género, naturalizando la desigualdad entre los hombre y mujeres. La mujer en nuestra sociedad no tiene un camino fácil, todos somos consciente de ello, pues hemos sido testigos de algún momento de algún tipo de afectación a la mujer en el ámbito laboral, educativo y hogar, sufriendo desde violencia física y afines hasta valoraciones subjetivas negativas sobre su trabajo, incluso las bromas que mencionamos cotidianamente están cargadas de ideas preconcebidas sobre ellas.

Es innegable la importancia de la mujer en la sociedad y en la familia, además cumple varios roles, ser ciudadana, madre, esposa, miembro de la PEA, educadora y muchas veces responsable solitaria de la mantención de su hogar. Gran número de mujeres desarrollan paralelamente todos los roles descritos, sumándole la pesada mochila de la discriminación producto de nuestros patrones socioculturales. No veo debilidad en la mujer solo fortaleza. No es la fuerza física que determina la valentía, tampoco disminuye el esfuerzo para logar un objetivo. Solo la determinación de seguir adelante cada día nos explica los múltiples logros obtenido por ellas, desde formar a nuevos miembros de nuestra sociedad hasta logros profesionales en cualquier ámbito, privado, público y militar.

Reformular la política publica

Haciendo una análisis del contenido de la política y de las causas que origina el problema, consideramos que al menos dos podrían replantearse, por ejemplo la asignación de roles diferenciados tanto para hombres y mujeres, provienen de patrones socioculturales ya discriminatorios cultivados por nuestra sociedad, así dos de las causas señaladas se relacionan estrechamente, e incluso una es producto de la otra. La pandemia no solo afectó la salud y la economía, agravó muchos de los problemas sociales existentes y creo nuevos. Bajo este panorama creemos que se debe replantear las causas, lineamientos e indicadores para formular nuevas metas concordes con la “nueva normalidad”.

De su aplicación en las instituciones del estado.

En nuestro país contamos con tres niveles de gobierno: nacional, regional y local. En cada nivel es muy complicada la implementación de cualquier política, sobre todo cuando las altas direcciones aducen, que no pueden cumplir sus funciones adecuadamente por el bajo presupuesto institucional o apelan a que el incremento de nuevas funciones disminuye su capacidad operativa.

Por ello, la formulación del futuro deseado de la PNIG, que coloca como indicador “la incorporación del enfoque de género en la gestión institucional del 100% de los ministerios” se debe ajustar a una realidad más concreta, concentrándose en los sectores que tengan mayor vinculación con la vulneración de los derechos en materia de igualdad de género.

Es de suma importancia que el Estado afine la supervisión de la aplicación de cualquier política nacional, incluso creando procedimientos sancionadores si es que no se acata su cumplimiento, es necesario que avancemos en la implementación de la igualdad de género, no tendremos desarrollo sin antes asegurar la igualdad de oportunidades a todos los miembros de nuestra sociedad.