Opinión

La hora de Mirtha Vásquez

Por Noticias SER
La hora de Mirtha VásquezFoto: PCM

La renuncia del cuestionado ministro del Interior, Luis Barrenzuela, es en buena medida una victoria política de la premier Mirtha Vazquez. Desde que se conocieron diversas denuncias contra Barrenzuela, Vásquez marcó distancia y en esta ocasión rechazó las explicaciones sobre la presunta reunión de trabajo, bastante festiva, que sostuvo el ministro en su casa junto a miembros del entorno de Perú Libre.

La presencia de Barrenzuela en el gabinete, sin embargo, ha dejado huella. La más grave es la autorización de la intervención de las Fuerzas Armadas en apoyo a la Policía Nacional en Lima y Callao por un plazo de un mes. La medida, ha sido saludada tanto por actores políticos como por sectores de la ciudadanía, que consideran que las FFAA pueden enfrentar la delincuencia, cuando es bien sabido que ni es su misión ni están preparadas para dicha tarea, y por el contrario su participación puede abrir un escenario de vulneraciones a los derechos humanos.

En tal sentido es clave que el nuevo ministro del Interior deje sin efecto dicha autorización, y que ponga en marcha una política que enfrente los graves problemas de inseguridad que afectan a la ciudadanía, no solo de Lima y Callao, sino de todo el país, algo que no se ha visto en los primeros cien días de gestión del gobierno.

La caída de Barrenzuela abre la posibilidad del logro del voto de investidura del gabinete Vásquez, a pesar que persisten cuestionamientos hacia otros ministros o al gobierno en su conjunto. En un contexto en que las encuestas de opinión muestran la caída de la aprobación al Congreso a lo largo y ancho del país, no es difícil pensar que las bancadas puedan otorgar la confianza a Vásquez en busca de un poco de aire.

¿Le bastará a la premier Vásquez la renuncia del ministro Barrenzuela para lograr el voto de investidura? En Noticias Ser consideramos que si prima cierta racionalidad política la confianza será otorgada. Pero también sabemos que las fuerzas políticas presentes en el Congreso, responden a intereses particulares y cálculos de muy corto plazo, donde lo último que preocupa es la gobernabilidad del país y mucho menos la estabilidad del gobierno.