Opinión

La hallpa o kuska llank'aypi: Un descanso en medio del trabajo

Por Carlos Flores Lizana

Antropólogo y Profesor

La hallpa o kuska llank'aypi: Un descanso en medio del trabajo Foto: Luisenrrique Becerra/Noticias SER

Estamos en medio de un tiempo lleno de significados, desde los que vienen de la fe de los cristianos hasta los puramente comerciales, pasando por el placer de comer y beber en familia simplemente, o hacer regalos, etc. Tiempo de mucha actividad comercial para millones de familias peruanas. Pero a la vez estamos en medio de una crisis social que vuelve a expresarse en descontento, movilizaciones, quema de locales, destrucción de bienes públicos y privados y lo más triste la muerte de 27 jóvenes varones que pertenecían a familias pobres de origen andino. Estamos en estado de emergencia y toque de queda en algunas provincias y una escalada de militarización del Poder Ejecutivo, al que algunos ya lo perciben como una dictadura cívico-militar encabezada por la presidenta Dina Boluarte que ya es llamada “Dina Balearte” con ironía.

Llama mucho la atención como la presidenta no ha mostrado mucho dolor ni preocupación por esos muertos, todos por proyectiles de arma que usan policías y militares, más allá de algunas palabras la vida de peruanos como ella no valen mucho; la prensa grande limeña tampoco lo hizo para mostrando una vez más su racismo y manera de juzgar la causa de esos crimines. Hechos como los vistos en cualquier otro país civilizado ya habrían producido su salida de Palacio de Gobierno.

Entre los campesinos andinos el término “hallpa” es conocido como un pequeño descanso en medio del trabajo de la chacra, por eso también es llamado kuska llank’aypi, que significa “en la mitad del surco”. Se toma un poco de chicha, se chaqcha unas hojas escogidas de coca y se come unos chuños o poco de charki con ají. Bueno a eso se le está queriendo llamar a este momento político en el que estamos precisamente entre la fiesta de Navidad y Año Nuevo. Un breve respiro para tomar fuerzas y arrancar con más fuerza aún el trabajo iniciado.

El malestar de los campesinos, los jóvenes y de un buen número de ciudadanos es muy grande, pero ahora sí que se está organizando con mejores estrategias y medios para continuar sus protestas y otras formas de lucha. Es el Perú profundo el que se mueve y el que logrará lo que anda buscando hace tiempo, un país más justo, más democrático, más unificado y por lo tanto pacificado.

La última decisión del Congreso de adelantarlas elecciones recién en abril de 2024 y entregar el gobierno al nuevo presidente en julio de ese mismo año, ha molestado más a un buen número de dirigentes y comunidades campesinas sobre todo del sur andino, es decir a los departamentos de Apurímac, Cusco, Puno, pero también a la gente de Arequipa y Tacna. Es importante saber que hay en la actualidad provincias que están en paro indefinido y que esto los lleva a tomar decisiones más fuertes como un programa escalonado bien coordinado de paros que converjan en un paro nacional gravitante para conseguir lo que ya se tiene claro como objetivo final de esta lucha social y política.

Dentro de este esfuerzo de coordinación y esclarecimiento es muy importante oír lo que nuestro pueblo pide y lo que Dios espera de nosotros. Hace años nos decía Paco d’Alteroche, un verdadero pastor del surandino, “tener un oído al pueblo y el otro al evangelio de Jesús”, también puede decirse “oír al pueblo y obedecer a Dios”. Lo primero es que debemos ser conscientes y muy claros es que deslindamos con cualquier forma de violencia que destruya bienes públicos o privados pero sobre todo que provoque la muerte de hermanos nuestros sean civiles o de las fuerzas armadas y policiales. Los actos violentos no sirven para nada, al contrario hieren a las personas y empeoran las posibilidades de dialogo y consensos tan necesarios si pensamos entrar realmente en una reforma de nuestra Constitución vía una Asamblea que exprese lo que somos y queremos como país.

Claramente, se debe estar atento a los rezagos de Sendero Luminoso, al Movadef, a Conare, y al narcotráfico que saca siempre provecho de la confusión. Evidentemente también de la infiltración de agentes de distinto origen, que buscan sembrar caos y desprestigio en los movimientos populares de cambio hacia una mejor democracia.

Lo segundo que queda claro es que debemos pedir la formación de un gobierno transitorio que ayude a lograr la conformación de la Asamblea Constituyente y formular una nueva Constitución que realmente exprese lo que como país queremos ser y vivir. Por lo tanto la señora Boluarte deberá irse a su casa y dejar que el Congreso elija a una persona parecida en sus cualidades políticas y éticas al presidente Valentin Paniagua.

Detrás de esta manera de construir nuevos acuerdos económicos y sociales en democracia y participación, está prevenir que los intereses privados de las empresas mineras y agroindustriales nacionales y transnacionales no salgan como siempre llevándose la mejor parte de las ganancias. Nuevas condiciones y respeto a nuestra ecología o madre tierra. Cuidar nuestra agricultura, agua, mar y selva para el presente y el futuro de nuestros hijos.

¿Quiénes y cómo lograremos esto? ¿Qué plazos debemos tener para no ser ilusos?

Está claro que el movimiento social y político viene de abajo y desde atrás, allí está la fuerza, pero se requiere coordinar acciones y prioridades. En esta plataforma unificada están presentes dirigentes de las federaciones distritales y departamentales campesinas del Cusco, Puno, Apurímac, Arequipa, Tacna y alguna que otra de Lambayeque y la Libertad, están presentes también organizaciones nacionales como la CCP, CGTP, y otras que deben despertar, ponerse las pilas y estar a la altura de las circunstancias, sino quieren quedarse en el camino como cascarones inútiles. Nuestro país cuenta con trincheras democráticas sanas y no manipulables que tienen que sumarse a este gran movimiento unificado, vigilando que las cosas se hagan bien y a tiempo, superando caudillismos y sectarismos cerrados y hegemónicos.

Estamos claros también que es muy importante acumular y convocar fuerzas que vengan de distintos gremios organizados, movimientos, colectivos, ONG, federaciones de estudiantes, asociaciones, comunicadores, iglesias, y personas individuales que sean realmente democráticas y estén de acuerdo en caminar juntos para conseguir los mismos fines. Son importantes dentro de este sector, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, la Asamblea Nacional de Gobernadores Regionales (ANGR), la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE) y la Red de Municipalidades Rurales y Urbanas del Perú (REMURPE). Se debe lograr una “Asamblea Nacional de Organizaciones y Alianzas por la salida democrática a la crisis del Perú”. El nombre definitivo de este gran movimiento está por definirse.

Se debe entender que el momento actual es para recuperar, articular, ampliar y proteger las fuerzas democráticas no corruptas existentes en nuestro país, para lograr metas mayores que las logradas hasta ahora. Claramente se quiere la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el fin del estado de emergencia, la elección de un presidente transitorio siguiendo el modelo de Valentin Paniagua el año 2000, elecciones generales el 2023, y caminar hacia una Asamblea Constituyente que formule la nueva carta magna del Perú.

¿Cómo caminar con paso firme y decidido hacia estas metas? Hacer una declaratoria nacional para dar a conocer estos acuerdos, iniciar paros escalonados por departamentos luego por macroregiones y lograr un paro nacional que abra el camino hacia lo que se quiere. Todo esto debe tener previas coordinaciones y fechas una vez pasado nuestro tiempo necesario de “hallpa”.

Para terminar, debemos tener claros algunos criterios de acción en este momento social y político en el que estamos, seamos o no cristianos, el primer criterio es que nos mueve el amor y el respeto a nuestro prójimo, es decir “la amistad social”, de la que habla el papa Francisco; el segundo: que respetaremos los derechos humanos de todos nuestros semejantes sin distinción de ninguna clase; el tercero: que somos demócratas como lo dijo el sabio y santo Mahatma Gandhi, ya que “buscamos el bien común poniendo todo lo que somos, tenemos y podemos en favor de la vida y la dignidad de los hombres”, que no es otra cosa que el “sumaq kausay” andino buscado para todos; cuarto: tenemos también claro que tenemos una opción preferencial por los excluidos, los maltratados, explotados, descartados y los más débiles de nuestro país, su dolor y sus esperanzas son nuestros. Finalmente que creemos en la capacidad que tenemos de dialogar con la verdad y el respeto que nos merecemos. Todos somos hermanos y hermanas, los enemigos son la injusticia, la corrupción, la mentira, la violencia, contra ellas trabajamos y nos pondremos de acuerdo. Somos diferentes en muchos aspectos pero eso no impedirá que logremos, como decía Nelson Mandela, llegar a ser “el país del arcoíris”, como la wifala multicolor alegre y esperanzada de nuestra cultura milenaria.