Opinión

La gran derrota

Por Víctor Caballero Martin

Sociólogo

La gran derrotaFoto: Congreso de la República

Una cosa quedó claro luego de las votaciones en el Congreso el viernes 15 de julio: la coalición de las bancadas de las derechas no pudo alcanzar los 87 votos que requerían para aprobar la bicameralidad (Cámara de Senadores), la reelección de congresistas y cambiar la Constitución para que los titulares de JNE y la ONPE puedan ser denunciados constitucionalmente con antejuicio o juicio político. Solo alcanzaron los 71 votos. Una derrota en toda la línea como se puede apreciar. Esos son todos los votos que puede acumular. No tienen más.

Por cierto, no es solo han salido derrotados en su intento de cambiar la Constitución sin la participación popular, vale decir, sin Referéndum. Lo acontecido ese viernes es la culminación de un año de derrotas en su intento de imponer la vacancia del presidente. Pese a todo lo que hicieron solo lograron conseguir 71 votos. Por tanto, el objetivo máximo de llegar a los 87 votos para vacar a Pedro Castillo es ya un imposible.

Intentaron otro camino para lograr ese objetivo: la investigación fiscal para acusar al presidente de delitos comunes, pero son denuncias que deben ser investigadas previamente, y de ser probadas, se abre el proceso de la acusación constitucional. Por ese camino, hay dos problemas: el tiempo de investigación puede durar más de lo que ellos esperan; y, por otro, que la denuncia se base en personajes tan siniestros como Karelin López y Villaverde, sobre todo este último, que su sola presencia genera dudas: basar toda su furia acusadora en los dichos de este personaje puede terminar convirtiéndoles en algo similar a él.

Las razones de esta gran derrota de las derechas son varias: se trazaron metas irrealizables como que Castillo no duraba un mes de gobierno; que no pasaba de fin del 2021, para finalmente apostar que no llegaba a Julio de 2022, y así. Si su objetivo era irreal, su estrategia fue desastrosa: pusieron como el enemigo principal en ese objetivo no a Castillo sino a… ¡los caviares! Y como nunca definieron qué es un caviar ni dónde están, terminaron por construirse un enemigo tan poderoso en la que integraron a todo el espectro de ciudadanos que no pensaban como ellos: comunidades campesinas, pueblos indígenas, movimientos de mujeres, sindicatos, colectividades gay, y trabajadores de la administración pública.

Solo les queda el camino del golpe de Estado. Y en eso están… Por supuesto que nada de lo dicho implica un apoyo al gobierno de Pedro Castillo. Este es un mal gobierno, pero será el pueblo con sus movilizaciones y luchas el que debe decidir el cambio de rumbo de la política nacional.