La descapitalización de la agricultura familiar peruana
Economista, investigador en GRADE
El gobierno, a través de la ministra de agricultura Jennifer Contreras, ha anunciado recientemente algunas medidas en favor de la agricultura familiar en el marco de los potenciales problemas asociados al Fenómeno del Niño para el año 2024. La ministra ha anunciado compra de maquinarias por 285 millones de soles, y una asignación de 900 millones de soles al Fondo AgroPerú para otorgar créditos a 3.5% de tasa de interés. Igualmente, ha planteado una ampliación del Seguro Agropecuario Catastrófico (SAC) con una prima de 98 millones de soles, aunque no está claro si se cambiarán las reglas para ampliar de manera significativa una cobertura que actualmente solamente atiende a 1 de cada 4 productores afectados por eventos climáticos adversos . Una medida adicional interesante es la asignación de 137 millones de soles para un Programa Nacional de Extensión Agropecuaria, aunque no hay mucha claridad sobre lo que implica este programa y qué entidad o entidades sectoriales o regionales lo llevarán a cabo.
En este contexto, conviene hacer una evaluación de la situación en que se encuentra la agricultura familiar en el Perú de cara a un año 2024, que parece va a mantener una tendencia de eventos climáticos adversos para nuestros agricultores y agricultoras. Es de particular importancia establecer si este sector ha venido teniendo procesos de descapitalización y deterioro en su acceso a servicios claves, que limitan su capacidad para generar mejores ingresos y enfrentar los embates de fenómenos climáticos y crisis recurrentes en el sector. Para realizar dicha evaluación usaremos los resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria para los años 2015-2019 y 2022.
Evolución de variables socio-demográficas
Las ENAs permiten un acercamiento a la trayectoria de algunas variables socio-demográficas de los productores. En el gráfico siguiente se presenta la evolución de las dos variables importantes (los intervalos de confianza al 95% se muestran en los gráficos).
Se ve un marcado incremento en la edad media de los productores, pasando de 52 a casi 56 años entre 2015 y 2022. Este es un incremento sustancial, que evidencia el continuo envejecimiento de los productores de la agricultura familiar. En adición, se aprecia una clara tendencia incremental en la conducción femenina de las unidades agropecuarias (de un 30 a 34%). Estos procesos de envejecimiento y aumento de la conducción femenina de la agricultura deben ser tomados en cuenta para el diseño de políticas de rejuvenecimiento agrario, así como para dar una atención más específica a las necesidades y demandas de servicios agropecuarios por parte de las agricultoras mujeres que hoy son prácticamente invisibles para la política pública.
Evolución de activos agropecuarios
En el gráfico siguiente se muestra la evolución de tres activos agropecuarios claves: la superficie equivalente (área agrícola de una hectárea bajo riego en costa), el valor del stock pecuario y el acceso a riego.
Mientras no hay tendencia muy definida en la superficie equivalente media y en el acceso a riego, sí se observa una tendencia claramente declinante en el valor del stock ganadero (una caída media de 5,000 a 4,000 soles constantes de 2022, es decir una pérdida del 20%). Este fuerte declive en el valor medio del acervo ganadero indica un grave proceso de descapitalización agraria, en la medida que es uno de los activos más importantes de los agricultores a nivel nacional.
Servicios agropecuarios
En cuanto al acceso a servicios agropecuarios, en el gráfico siguiente se muestran tres variables: titulación, capacitación agrícola y pecuaria.
Se observa un claro deterioro en el acceso a los tres servicios, con impactos adversos en producción, productividad e ingresos de la agricultura familiar. Igualmente, en el gráfico que sigue se consigna la evolución del acceso a crédito formal, información y asistencia técnica.
Solamente en el caso de acceso a la información se observa una mejora en el periodo (aunque con estancamiento reciente), mientras se registra una muy preocupante caída en el acceso a crédito formal y a la asistencia técnica que reciben los productores. Cabe señalar que todas estas tendencias negativas se registran para niveles ya bastante bajos de acceso a los servicios (casi ningún servicio, salvo el de información, pasa del 10% de cobertura a nivel nacional, es decir 1 de cada 10 agricultores apenas lo recibe).
Una política pública que le ha venido fallando a la agricultura familiar
La imagen general que indican estos datos de la ENA es el de una agricultura familiar con tendencias declinantes en activos críticos (valor del stock pecuario), pero especialmente en el acceso a servicios fundamentales, con declinante acceso a titulación, capacitación, crédito y asistencia técnica, que no llegan a atender a más del 10% de los agricultores a nivel nacional.
Tener un año 2024 complicado para la agricultura peruana es una muy mala noticia, con productores empobrecidos y descapitalizados por procesos estructurales y más de tres años sucesivos de crisis desde 2019 en adelante. En este contexto, las medidas anunciadas por el gobierno, señaladas al inicio del presente artículo, aparecen como desarticuladas, poco ambiciosas, y con limitada capacidad para revertir estas preocupantes tendencias de forma consistente.
En realidad, se requiere un amplio y profundo programa de reformas en la política e institucionalidad pública agrarias, impulsando procesos sostenibles de recapitalización de nuestra agricultura familiar, y enfocándose en la construcción de una amplia red descentralizada de servicios agropecuarios de crédito, extensión, información y asistencia técnica que lleguen a la mayoría de nuestros productores (no sólo al 10%). Aún estamos muy lejos de esto, lamentablemente, pero es de vital importancia empezar a revertir (y en forma radical) estas tendencias negativas, y mejorar la productividad e ingresos de una agricultura familiar que sigue siendo la base de nuestra seguridad alimentaria.