Opinión

La corrupción y las elecciones

Por Miguel Castillo Rodríguez

Gestor público especializado en gobiernos locales

La corrupción y las eleccionesONPE

El diccionario de la RAE tiene 5 acepciones para la palabra corrupción, mencionare dos ellas: la primera lo define como la “acción y efecto de corromper o corromperse”, la cuarta se refiere a “…las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”.

Usualmente asociamos la palabra corrupción con la política, en todas sus formas: soborno, peculado, colusión, tráfico de influencia, abuso de funciones, enriquecimiento ilícito, obstrucción de la justicia y nepotismo,

Pero la corrupción es mucho más amplia de lo que pensamos, ha llegado a ser la otra epidemia que nos tiene en una emergencia constante, pues perturba la paz, el orden interno, mantiene al estado en constante catástrofe, y afecta la vida de la Nación.

Corromper o corromperse

Una gran mayoría de nosotros ha trasgredido las reglas, alguna vez hemos tratado de corromper o corrompido a alguien. Como ciudadanos, buscamos las formas más fáciles para llegar a un objetivo. El clásico “¿cuánto es jefe?” es la frase más conocida entre los choferes para librarse de una multa, la compra de rifas o regalos a nuestros maestros para aprobar un curso, dar un “apoyo” a un funcionario público para que nos ayude en algún trámite, “mi tío es general o tú no sabes con quien te has metido” es decirle a la otra persona que tenemos influencias.

El Sinchi, periodista, personaje de la obra Pantaleón y las visitadoras, solicitaba una contribución al capitán Pantoja para que lo apoye en su misión, caso contrario lo hundiría a él y al servicio de visitadoras. En la realidad, esta historia nos parece muy conocida, periodistas y medios de comunicación con líneas editoriales parcializadas causan suspicacias. Aún está en la memoria el video donde Vladimiro Montesinos pagaba en efectivo a varios dueños de canales de televisión abierta.

Te compro tu voto

Se dice que todo candidato que aspira a un cargo público lo hace solo para robar, pero no sabemos que es el mismo sistema quien lo obliga muchas veces a comprometer su investidura para llegar a ser elegido. El costo económico de una campaña es elevado hasta es equivalente al cargo al cual aspira, pues la gente no solo vota por las ideas sino por los regalos recibidos.

Sin dinero la gente no te elige y no me refiero solo a la entrega de dinero o regalos a los ciudadanos, sino a la publicidad y la logística de campaña que se emplea como carteles, polos, suvenir, comida, traslado y un sinfín de cosas que buscan ensalzar al candidato.

¿Quién cubre estos gastos? si lo hace el candidato es seguro que el sueldo que gane como servidor público no le alcanzaría para recuperar lo invertido, es aquí cuando aparecen los inversores, pequeños o muy grandes, todos buscarán alguna retribución por haber apoyado al candidato. ¿Quién corrompe a quién? Estoy seguro que la buena voluntad del candidato y del político elegido se va diluyendo al saber que su mandato está comprometido.

¿ONPE o INPE?

¿Será casualidad que muchos candidatos tienen denuncias o procesos judiciales? Los servidores públicos están expuestos a denuncias de todo tipo, incluso aquellas realizadas de mala fe, aunque no siempre es el caso, recordemos que 68 de los actuales congresistas tienen procesos judiciales, e incluso algún sentenciado.

La frase “roba pero hace obras” significa que perdonamos los pecados del político a cambio de la ejecución de obras, sin importar si estas fueron bien ejecutadas o no. Nos preocupamos mucho cuando nos roban en la calle pero no tenemos el mismo tesón cuando sabemos que un político malversó millones de nuestros recursos. Nosotros mismos perdonamos al corrupto. Aunque ahora surgió un nuevo modelo de político, “no hace obra pero tiene buena imagen”, mantiene contento a todos, a sus auspiciadores y a una gran mayoría de la población

Nuestra elección

Nuestro pensamiento, incluso llega eludir nuestros malos actos. Si la corrupción la hacemos nosotros, los ciudadanos comunes, son pecadillos pero si lo hace el político, a menor o mayor escala, él es un corrupto, ¿cuál es diferencia? Criticamos la corrupción del otro, no nos damos cuenta de que el problema está en nosotros mismos.

Nos encontramos en una campaña electoral, para elegir presidente y congresistas. Somos nosotros los que elegimos a nuestras autoridades, entonces ¿por qué buscamos más responsables que nosotros mismos, cuando descubrimos que el elegido es corrupto?

No busquemos el cambio con una elección, sin antes cambiar nosotros mismos, tenemos que aprender a ser ciudadanos. Nada está perdido aun, nosotros somos responsables de nuestro futuro.