Opinión

Errores de cálculo y la democracia en riesgo

Por Julio Failoc

Economista

Errores de cálculo y la democracia en riesgoFoto: Pedro Castillo

¿Serán errores de cálculo las desproporcionadas promesas de los candidatos para capturar el voto de los indecisos?, ¿será un error de cálculo el pronto empate técnico forzado de las encuestas de la semana pasada, y que hoy son desmentidas por ellas mismas con una diferencia a favor de Castillo con una diferencias que van entre cinco (DATUM) y diez puntos porcentuales (IEP)?, ¿será error de cálculo la intervención desatinada de los poderes fácticos y el alineamiento de los partidos de derecha (incluidos algunos de los jugadores de futbol de la selección peruana) en las últimas semanas, con el argumento de querer salvar la democracia de los comunistas?. Intentaré responder estas preguntas poniendo sobre el tapete las principales ausencias en los planes de gobierno y advirtiendo los riesgos que traerían consigo estos malos cálculos políticos.

Empecemos por los errores de cálculo de una de las propuestas de Fujimori. Si bien la propuesta de distribuir el 40% del canon, directamente a la población de las zonas de influencia minera, fue un “as bajo la manga” sacado en el debate de Chota, lo cierto es que se ha levantado más expectativas que otra cosa. El problema no es sólo el monto insignificante que recibiría cada poblador, sino que además las municipalidades se verían afectadas con la disminución de sus recursos. Por citar un ejemplo, Torata, distrito de Moquegua, recibe más de 34 millones de soles de canon, de cumplirse la promesa, a cada poblador le tocaría menos de 170 soles mensuales, mientras que en el distrito de Pacocha, donde se ubica la fundición de la mina, apenas recibirían 7 soles. En contraprestación a la ejecución de esta propuesta, las municipalidades tendrían que suspender importantes proyectos programados por el recorte de sus presupuestos en un 40%. En otras regiones y distritos mineros la situación es más grave porque aun cuando reciben más canon, el tamaño de sus población hace que los montos sean más que ridículos, y todo ello sin considerar que hay regiones que no reciben recursos por este concepto.

En el caso de Castillo, también es un error de cálculo la propuesta de invertir la tasa de ganancia del 70% de las empresas mineras en favor del Estado, quedando un 30 % para la empresa, esto puede sonar muy atractivo en campaña, pero no parece viable: 1) Por más rentable que sea la actividad minera es importante advertir que sus proyectos no solo son altamente riesgosos, sino que también tienen un proceso de maduración de 10 a 20 años, lo que haría más costosas sus inversiones. 2) Lo otro es que esta propuesta no depende del Ejecutivo y su implementación necesitaría del voto de una mayoría parlamentaria con la que “Perú Libre” no cuenta. Cabe mencionar, que esta propuesta ha suscitado preocupación en el sector minero.

Más allá de la crítica a la minería, lo cierto es que ambas propuestas, además de ser inviables, pueden exacerbar la conflictividad en contra de la actividad minera, lo que resulta poco conveniente en un contexto de crisis económica y de necesidad de mayores recursos económicos para el fisco. En lugar de tales proposiciones, se debería evaluar la propuesta sobre la pertinencia de renegociar las regalías mineras de verdad, tal como lo propone el experto en minería e hidrocarburos y catedrático de la UNMSM Jorge Manco Zaconetti, ahora que el cobre ha logrado precios extraordinarios, podría ser una gran oportunidad para el país.

Otro error de cálculo son las cifras que constantemente dan a conocer las encuestadoras. Desde un inicio no quedó claro cómo es que a menos de una semana de culminada la primera vuelta, los candidatos triplicasen sus preferencias electorales, cuando ambos no lograban siquiera el 20%, aún con los niveles de resistencia al voto que tenían de los electores desconfiados. Luego mostraron diferencias significativas en los porcentajes entre una y otra encuesta, con márgenes que variaban entre 12 y 20% a favor de Pedro Castillo, para que luego, en tres encuestas posteriores, presentasen un crecimiento acelerado de Keiko Fujimori con una tendencia que fuese suficiente para pasar a Castillo, y que este fin de semana ellas mismas se desmientan con resultados diametralmente opuestos a lo que mostraban la semana anterior.

Datum, venía mostrando una tendencia decreciente de Castillo y creciente de Fujimori hasta mostrar un empate técnico, pero en su última encuesta, sin mayores explicaciones, con errores de Castillo y del partido Perú Libre, se revierte esta tendencia con una diferencia de más de cinco puntos. Algo parecido pasa con CPI, que daba una diferencia de 1.8% a favor de Castillo, y el último domingo mostró que esta diferencia empezó se había incrementado. Pero ese mismo día, salió la encuesta de IEP, donde los resultados son de una diferencia de más de 10% a favor de Castillo, y no es que creamos más en las encuestas de IEP, sino que éstas guardan una mayor coherencia con la realidad. Resulta difícil creer que, con dos candidatos con una alta resistencia al voto, en las encuestas se refleje una baja cantidad de indecisos y de votos nulos a estas alturas del proceso electoral.

Sin embargo, parecería un mayor error de cálculo el alineamiento de los poderes fácticos y de los partidos políticos tradicionales (a los que hay que agregar a varios futbolistas de la selección peruana), bajo el argumento que hay que defender el Perú, el “sistema” y la democracia de los “comunistas”. Da la impresión de ser una guerra sin cuartel de todos contra el humilde profesor provinciano -que para la gente es expresión de la fractura y deuda social que tiene el país con los más pobres y que la pandemia ha terminado por desnudar completamente-.

Lo curioso es que los poderes fácticos no recuerdan que cada vez que han intervenido en los procesos electorales, han obtenido un efecto contrario a lo que esperaban. Los medios de comunicación se han parcializado abiertamente por un candidato, los partidos que antes fueron contrarios al fujimorismo se alinean públicamente --aunque saben que los votos no son endosables-- y una parte importante de los empresarios hacen campaña por lo bajo en contra del otro candidato. No solo está mal, sino que victimizan a Castillo frente a los electores, provocando con ello reacciones contrarias a su develada intención.

Si revisamos la historia de las elecciones presidenciales de los últimos treinta años, veremos que siempre que los poderes fácticos --y sus medios de comunicación-- apostaron por algún candidato, recordaremos que nunca tuvieron éxito. Hagamos un breve repaso, ¿a quién apostaron cuando se enfrentó Alberto Fujimori con Vargas Llosa?, o cuando Fujimori controlaba todos los medios y compitió con Toledo, ¿acaso no ganó con fraude?, cuando Alan tuvo como rival a Toledo ¿a quién apoyaron los poderes fácticos?, del mismo modo cuando Keiko Fujimori tuvo como contendor a Ollanta ¿contra quién arremetieron los medios de comunicación?

La suma de todos estos errores de cálculo político lo único que va a provocar es un triunfo abrumador de Pedro Castillo y junto con ello el envalentamiento de algunos sectores radicales de Perú Libre que se opongan a un gobierno y un congreso de coalición nacional a favor de la gobernabilidad.

Cualquiera que gane estas elecciones debe entender que ya no es posible mantener el “modelo” tal cual. Y es que, urgen cambios importantes si es que no se quiere fortalecer movimientos más radicales que tanto miedo generan a los poderes fácticos, pudiendo poner en cuestión no solo el modelo, sino también el sistema.