Opinión

El rugido de Nieva

Por Bikut Toribio Sanchium

Economista y Gestor Ambiental por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Poeta y escritor. Investigador de temas amazónicos, extractivismo y defensores ambientales del Centro Bartolomé de las Casas (Cusco). Asistente de investigación en la Red Muqui y fotorreportero de Noticias SER.

El rugido de NievaFoto: Corporación AW

En la madrugada del 28 de noviembre del presente año, varias regiones de la amazonía, entre ellas Amazonas, han sufrido un desastre por el sismo. Hubo pérdidas materiales y la población fue afectada, lo cual alertó a diferentes autoridades del país. El epicentro del sismo con magnitud de 7.5 fue a 105 km al este de Santa María de Nieva (Instituto de Geofísica del Perú 2021), es decir, Barranca (Loreto). Instantes después, diversos medios comenzaron a reportar el suceso teniendo como protagonista a Nieva. Pero dentro de unas semanas, Nieva dejará de ser el centro de interés como sucede comúnmente con diversas zonas de la periferia del Perú. Es decir, nada habrá cambiado; los problemas graves y prioritarios de atender seguirán interrumpiendo la vida de los pobladores, mientras los medios de comunicación pasarán a otros temas, las autoridades llenen su bolsillo, las empresas sigan lucrando a costa de los comuneros y el Perú derrumbándose.

Pero, ¿qué tiene que ver Nieva con todo eso? Tiene mucho que ver, porque hablar de un pueblo de periferia como Nieva o Condorcanqui es hablar del problema que históricamente arrastra el Perú. Por eso, es necesario entender un poco la situación de este territorio ancestral, habitado por casi 90 % de los Awajún-Wampis, para aproximarnos a la realidad del país y que, a pesar del Bicentenario, no ha tenido mejoras sustanciales.

Dependiendo de la condición económica, hay dos vías para llegar de Lima al territorio del pueblo más guerrero de la Amazonía peruana. La ruta más recorrida es vía terrestre. Para ello, viajas en bus hasta Jaén (20 hrs); de este a Bagua (1 h); aquí tomas otro colectivo hasta Nieva (7-8 hrs). Por vía aérea tomas un vuelo a Jaén (1 h), luego un auto a Bagua (2 hrs), y de allí un colectivo a Nieva. Una vez allí, el traslado es fluvial hacia cualquiera de las cuencas (El Cenepa, Domingusa o Santiago), incluso a Ecuador por el río Santiago, de ser necesario, tienes que caminar hasta llegar a tu destino. Además del dinero, el tiempo del viaje varía según la condición de la carretera, que generalmente suele estar en mal estado.

Años atrás, se abrió el destino de Nieva con miras al otro mundo con propuestas políticas de “desarrollo” y “civilización”. Para el desarrollo económico se apostó all extractivismo, es decir, la economía neoliberal. En tanto, para la “civilización” indígena se impulsó la educación. Ambas propuestas de construcción social fueron planteadas a partir de la visión occidental. Así, este ideal se superpuso al de los pueblos Awajún-Wampis. O eso se intentó lograr. Pero en el intento de mejorar la “calidad o estilo de vida” de la población, se subordinaron los impactos y la transformación cultural, que a la larga traería consecuencias sociales, económicas y políticas de este pueblo originario.

Cabe resaltar, que la carretera angosta y curvilínea cual río Amazonas, cubierta con tierras por deslizamiento de cerros o caída de árboles de los costados, con charcos o huecos y con puentes que cruzan varias quebradas, que en épocas de lluvia la inundan, impidiendo el pase, no fue abierto, en sí, pensando en el beneficio de la población. Se construyó porque el hallazgo de yacimientos dió inició a un auge exploratorio en la zona (MINAM, 2021), lo cual intensificó la extracción de petróleo en los años 70. Así que, para extraer y exportar el hidrocarburo el gobierno de Velazco promovió "el desarrollo", siendo vital la carretera para el transporte del crudo. Antes de ello, cuenta la hermana Asunta, una de las primeras misioneras del colegio Fe y Alegría 62, que traían sus productos en los helicópteros militares que se trasladaban a las bases de la frontera, establecidas durante los conflictos con Ecuador y, fueron justamente los militares quienes trabajaron en la apertura de la carretera junto a las empresas petroleras. Mas la llegada de la carretera, además de incrementar la extracción de petróleo, acrecentó la tala de madera y la actividad minera. Esto provocó la migración de colonos y empresas ilegales e informales. De acuerdo a Ojo Público (2019) en los países amazónicos, gran parte de las inversiones extranjeras están destinas a las actividades extractivas y confirman que la integración de las economías amazónicas al mercado global ocurre a través del comercio de recursos naturales y alta dependencia de la fluctuación de los precios de commodities. Sin embargo, la propuesta de “desarrollo foráneo” no trajo cambios suficientes en la población con la visión de “tajímat pujut”. Así que, según INEI (2020) Condorcanqui es una de las 20 provincias más pobres del país. Y de acuerdo a Orihuela & Contreras (2021) presenta los niveles más bajos de Indice de Desarrollo Humano en 2007 y 2017.

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Imponer un tipo de “desarrollo” trajo nuevos problemas en la zona: aumentó la contaminación del medio ambiente por el derrame de petróleo y el lavado de oro; se extendió la deforestación a causa de la minería y tala ilegal; se asentó la prostitución y el abuso a las mujeres; el narcotráfico tuvo cabida; las enfermedades de trasmisión sexual crecieron, como el VIH que se triplicó. En esa línea, Global Witness (2017) señala que el comercio ilegal de madera en Perú está relacionado con asesinatos, trabajos forzados, evasión de impuestos, prostitución, violaciones de derechos humanos, tráfico de tierras, narcotráfico y crimen organizado. Mientras tanto, la minería ilegal produce instalación de prostíbulos, donde las mujeres indígenas terminan obligadas a acostarse con los mineros a cambio de dinero (Santos, 2021). Además, surgen conflictos internos de intereses y divisiones entre los líderes de organizaciones, donde los aliados de las empresas se enfrentan contra los que protegen el territorio por encima de la riqueza monetaria, sosteniendo la visión del 'tajímat pujut" que tiene correlación con las necesidades básicas. De acuerdo a Santos (2021) la fragmentación al interior de las organizaciones indígenas se ha vuelto frecuente en los territorios donde se desarrollan actividades extractivas. Significa que, esta actividad es un factor que debilita la organización y defensa del territorio.

Otro de los problemas graves de la periferia donde se desarrollan actividades extractivas ilegales e informales son las enfermedades. Siendo el VIH la principal que responde al avance de la minería ilegal en la zona, una actividad ilícita que ha cambiado el estilo de vida de las comunidades indígenas de El Cenepa (Santos, 2021). En ese sentido, Laura (2019) sostiene que un estudio de Unicef de 2014 reveló que, en Condorcanqui, de los 72 casos registrados en cinco centros poblados en los últimos ocho años, 32 habían fallecido y de los vivos solo cuatro tomaban la medicina. Es decir, en Condorcanqui solo 4 de cada 10 personas con VIH lleva tratamiento. Pero estos datos son insuficientes. Hay un gran subregistro e incoherencias entre los datos del Minsa y las redes de salud comunales. Al respecto, Laura (2019) explica que en 2017 la Dirección de Control y Prevención del VIH del Minsa registró un solo caso de VIH en Datem del Marañón, pero según la Red de Salud provincial fueron 96. Dado esto, se diría que el Estado conoce a su gente hasta donde puede caminar o llega su movilidad. O simplemente, hay indiferencia y desinterés hacia la población. Esto refuerza la tesis de que, las muertes indígenas son invisibles para el Estado. En síntesis, Condorcanqui es la provincia con mayor tasa de VIH y sífilis en población indígena (Ojo público, 2020).

Pero el problema del VIH y otras enfermedades va más allá. Tiene que ver también con lo cultural. Al tratarse de un pueblo originario con cosmovisión distinta el VIH es confundido con la brujería. Esto produce enemistades, asesinatos o rechazo de servicios médicos. Por eso, es primordial incorporar los conocimientos y la política tradicional para contrarrestar los problemas de salud. Aunque, la inestabilidad e insostenibilidad de las instituciones médicas también son un problema más para la población. En agosto de 2019 se inauguró en Nieva un Centro de Salud Comunitario, pero el centro no tiene recursos para el traslado de pacientes a menos que sea una emergencia. Laura (2019) menciona que ni el VIH ni un trastorno mental son considerados como emergencias. Es decir, un paciente comunero de El Cenepa primero va a una posta médica; si no hay solución es llevado al centro de salud de la capital del distrito (Huampami); si no hay tratamiento es trasladado a Nieva; de aquí a Bagua, luego a Chiclayo o a Lima. Un (a) indígena viaja más en pequepeque, chalupa, carro o ambulancia cuando está a punto de ir al más allá como si se tratase de un paseo, y en el camino al hospital uno deja de existir.

Lo señalado también tiene que ver con la educación, que comenzó en los años 20 con el ingreso del Instituto Lingüístico de Verano (evangelistas), luego con la Compañía de Jesús y otras instituciones más. Aparte del gran aporte a la población, la idea a rescatar, es la intención de civilizar a la gente de allí. La intervención en un pueblo con visión diferente mediante una educación con alma colonialista, quizá se debería considerar atropello al saber ancestral. La historia registra que la idea en el fondo era educar a los "bárbaros, ignorantes, salvajes", para convertirlos como los “civilizados” del occidente. De modo que, esta política educativa vino reencarnada de discriminación y racismo, provocando la subordinación de los conocimientos originarios. Por eso, se incorpora en el ideal imaginario de la gente algo así como "el sueño americano". Aspirar a la vida y ser como los de la ciudad, ya que son los “verdaderos hombres” por ser “civilizados”. Años más tarde, se responde a esta a través de la educación intercultural bilingüe, donde es necesario incorporar la educación sexual. Con ello, se podría contrarrestar la violencia hacia las mujeres. Este es un problema casi tiránico por la tolerancia y normalización del machismo. Según Santos (2021) hasta el 11 de mayo de este año hubo 80 agresiones de tipo sexual, física, psicológica y de patrimonio en la provincia. Pero aquí también hay subregistros. Hay mujeres abusadas sexualmente que no reportan el caso por desconfianza al sistema judicial. O son silenciadas porque se “justicia” según las reglas y principios comunitarios (Santos, 2019), que generalmente se “soluciona” con algo de dinero. Además, hay deficiencias en la información, porque falta la variable étnica para identificar cuántas mujeres denuncian a sus agresores (Santos, 2021).

Son estos los problemas que no llenan las portadas de los diarios. Son tragedias de la periferia del Perú que se retratan en Nieva. Es el otro terremoto de Condorcanqui, que durante años no fue el centro de atención, discusión o interés. Quizá, la mejor salida de esta burbuja laberíntica sea cuando los dos mundos, cada uno con su visión, lleguen a entenderse mediante el dialogo y discernimiento. De esa forma, tal vez un paciente de la comunidad de El Cenepa vuelva con vida a su casa; una mujer denuncie al agresor con confianza al sistema judicial; el desarrollo y el "tajímat pujut" sean consensuados, permitiendo una mejor calidad de vida; y la educación de donde viniera sea el motor de construcción del país. Por otro lado, no son poca cosa los daños que sufre la Amazonia en estos días, pero la tragedia reside en la indiferencia desde la metrópoli “civilizada”, “desarrollada” y “moderna”. De modo que, no se estaría hablando solo de un problema geográfico, sino de una geografía mental lejos de entender el sufrimiento y la vivencia de otros. Lo demás lo veremos después. De ser necesario que se gaste todo el dinero con tal de salvar la vida, porque hay manos para trabajar, decían los viejos cuando alguien se enfermaba o necesita ayuda urgente en la comunidad.


Referencias: