El hambre en el ombligo del mundo
Los comedores populares a lo largo del tiempo han sido espacios de batalla y de sobrevivencia, liderados por mujeres, contra el hambre y la anemia ante la crisis económica. En Cusco, una región que se jacta de su riqueza productiva y cultural, hace unos días se celebró precisamente el “Inti Raymi”, que en palabras del Inca Garcilaso, sería una ceremonia “con la abundancia del comer y beber que se ha dicho y con la fiesta y regocijo que cada uno podía mostrar”, nada más distante a la situación de hambre y necesidad que viven hoy los comedores populares.
Según el “II Informe de fiscalización sobre la situación de los comedores populares en la provincia de Cusco”, presentado por la congresista Ruth Luque, esta provincia ha ejecutado solo el 1% del dinero transferido para el Programa de Complementación Alimentaria (PCA), cuyas metas son las siguientes: brindar asistencia alimentaria a comedores, brindar apoyo alimentario por trabajo comunal, y brindar asistencia alimentaria a hogares y albergues. En las dos primeras, la ejecución presupuestal es cero; y en la tercera, solo se ha cumplido con el alquiler del local para el cumplimiento de las funciones o programas institucionales; esto a pesar de que según un informe del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) se hizo un incremento del 37% respecto de lo asignado en el año 2021, pero al mes de febrero aún no se había dado inicio al proceso de compras debido a que no pudieron concretar la elaboración del requerimiento por el área usuaria y lo más alarmante es que existirían productos en almacén que no cumplen su fin, el cual es abastecer los comedores cusqueños.
Cabe precisar que los comedores populares durante la pandemia han sido centros de gran contención para muchas familias, más aún en una sociedad en la que la informalidad y el desempleo han recrudecido y se trabaja para el día a día. Por ello, estos informes hacen evidente la poca o nula capacidad de gestión de los entes estatales encargados de darles apoyo. Esto hace que empeore la situación de al menos 14 comedores populares, que han evidenciado carencias logísticas, mobiliarias, de locales y menaje, pero también de acceso a más beneficiarios por un problema de desactualización del padrón. A pesar de todos estos problemas, los comedores vienen haciendo esfuerzos para extender la cantidad de raciones por sobre la capacidad oficial de beneficiarios formales existentes, hasta que en algún momento la Municipalidad Provincial de Cusco haga una correcta focalización para la dotación de más recursos.
Una vez más, no se trata de descubrir la pólvora, evidentemente con todo lo mencionado es un tema de gestión presupuestal que recae en los funcionarios, pero también en la fiscalización de regidores que tristemente brillan por su ausencia, olvidando su rol, al igual que la falta de liderazgo y voluntad política de nuestro alcalde, Víctor Boluarte, más allá de que su gestión este concluyendo.
Ojalá pronto se avizoren soluciones para un problema que nuestras autoridades se niegan a ver y atender, pues para la lucha contra el hambre de la población el presupuesto existe.