Opinión

El factor mestizo en la historia (I)

Por Gustavo Montoya

Historiador

El factor mestizo en la historia (I)Foto: Lluvia Editores

Interesa reflexionar sobre el mestizaje, desde un ambicioso proyecto de ensayo histórico que ha venido a sacudir cierto marasmo intelectual, sobre todo citadino, en los actuales y convulsionados escenarios del Bicentenario, que transcurre sin pena ni gloria. Se trata de una empresa de largo aliento, cuyo propósito es audaz y en cierto sentido, temerario. Como todas las innovaciones o re visitas a ese pasado tumultuoso que es nuestra errática república.

Zein Zorrilla, es un escritor de reconocida trayectoria, que ha acometido en la época de la dorada madurez que distingue a intelectuales de fuste, nada menos que a reescribir y repensar algunos hitos decisivos del proceso político, social y cultural republicano. Y lo hace desde el ensayo histórico, que es una estrategia narrativa y método de análisis libre y creativo. Y este es un asunto que puede ser delicado y peligroso al mismo tiempo. En última instancia, depende más que del autor, del lector que con toda seguridad saldrá estremecido por las imágenes contenidas en cada uno de los textos que conforman El mestizo en los Andes y su destino (Lluvía Ediciones).

Habría que señalar de entrada, que Zorrilla advierte sobre el aspecto inherente del mestizaje a la condición humana. Como su elemento constitutivo. La historicidad de la experiencia humana, se remonta a esos tiempos inmemoriales de los intercambios y las mezclas. De hibridez y préstamos recíprocos. En tales escenarios, las determinaciones y soluciones absolutas de cualquier índole no tienen cabida. La experiencia americana no es una excepción. Esto para curarse en salud sobre cualquier modalidad de racismo encubierto. Otro aspecto que debe señalarse, es el ágil y depurado estilo de escritura del autor, que no es poca cosa. Sobre todo cuando se trata de interpretar e interpelar eventos complejos del pasado y sobre los cuales existe cierto consenso convenido.

Sobre la experiencia del mestizo en el Perú, hay mucho, en realidad muchísimo por decir, opinar y discrepar. Desde las miradas y sensibilidades tan contradictorias como complementarias de Garcilaso y Guamán Poma de Ayala a inicios del siglo XVII. Si el primero reivindicaba tal condición a “boca llena”, su contemporáneo indígena disentía de lo que para él era una calamidad. Los mestizos, hijos violentados y no deseados de la conquista. Pero desde entonces, casi 400 años después, el país no solo se ha transfigurado cultural y étnicamente, sino que su historia social y política ha sido tumultuosa. Una suma de agravios, de ocasiones perdidas, con breves coyunturas de realización colectiva.

Una de las posibles vías para calibrar la magnitud de la obra de Zorrilla, es justamente esa afanosa búsqueda de las posibles claves para instituir la nación peruana. Y es desde tal consideración que la categoría de lo mestizo, atraviesa toda su obra. Un concepto que es al mismo tiempo una experiencia colectiva, y que el autor identifica a lo largo de la azarosa historia republicana.

No es un relato apacible, de ninguna manera. Los conflictos, las exclusiones, la violencia descarnada y simbólica irrumpen, intermitentes, como para recordarnos las deudas pendientes, de unos y de otros peruanos. La experiencia del mestizaje tampoco es una trayectoria apacible o inmutable. Todo lo contrario. Y es ahí quizás donde es posible hallar una de las contribuciones más originales del autor. Contemplar cómo así, la experiencia del mestizaje, a la que confluyen tradiciones culturales disimiles, fueron y van hilando una historia casi subterránea o clandestina para el registro oficial o hegemónico de cierta historiografía criolla excluyente.

Desfilan por la obra de Zorrilla, mestizos pobres casi indígenas, de clase media e ilustrados, que los hay, aquellos grandes y medianos propietarios que acceden a posiciones de poder. El tamiz cultural que los vincula seria cierta distancia que guardan de lo criollo; entendido como cultura de dominación entre las elites, una minoría que hunde sus raíces en el nudo colonial, en aquel no tan lejano siglo XVI, a propósito del tumultuoso encuentro y choque entre el mundo andino y occidente.

Sin embargo, la complejidad de la identidad mestiza en los andes, presenta imágenes desgarradoras ya advertidas por la literatura pro indigenista desde González Prada, Zulen, Valcárcel, Mariátegui, hasta Arguedas. Es el caso de la experiencia gamonal, cuya identidad y estética mestiza se empareja con el mundo indígena campesino. Y sin embargo, el mismo sujeto en una operación casi esquizofrénica, experimenta un duro vuelco emocional cuando tiene que racionalizar su estatus de clase. A propósito cito: “No era un secreto que los hacendados se embriagaban con sus indios en sus haciendas, tocaban la bandurria y cantaban cachuas como el mejor. Y cuando visitaban la ciudad, esos mismos hacendados, acudían al club y brindaban con el mejor trago escocés" (1).

Una atenta lectura de la obra de Zorrilla, permite vislumbrar cierta zona de penumbra, inicialmente habitada por una minoría y que andando el tiempo, fue adquiriendo cierta consistencia histórica. Un compacto social que el autor designa como la plebe mestiza. Una categoría que puede resultar elusiva si solo se limita al aspecto teórico.

Sin embargo, la materialidad de la misma y que es en realidad el sujeto histórico de la obra, resulta más que evidente. En efecto, desde el establecimiento de la república, aflojados los mecanismos de dominio colonial, emergen esas multitudes mestizas urbanas y rurales. Son los actores de ese periodo turbulento como inestable de las guerras civiles, los motines, las conspiraciones y revoluciones que sacuden y estremecen el país, de extremo a extremo. Un laboratorio portentoso que se instala y que para bien o para mal, es ese zócalo cultural e intersubjetivo sobre el cual, la experiencia del mestizaje plebeyo transcurre.

Pero la obra de Zein Zorrilla, no se detiene solo en especulaciones y propuestas epistemológicas. El vigor de sus libros, consiste en el análisis libre y comprometido que realiza sobre épocas y periodos concretos de la historia republicana. Esa es su mayor contribución. Reinterpretar lo acontecido. Reconsiderar las imágenes que se han instalado sobre determinados procesos políticos y sociales. Volver a visitar la conducta de actores colectivos e individuales en la esfera cultural, política y social. Se trata de coyunturas y contextos claves que en muchos sentidos encausan las posteriores historias republicanas. Aquí algunos títulos de su reciente obra: Guerra con Chile. La lección. Esplendor oligárquico 1895 – 1919. En el archipiélago de naciones. A comentar estos libros me ocupare en las siguientes entregas.

(1) Zorrilla, 2021: p. 91