Opinión

El extraño estratega que se derrotó a sí mismo

Por Carlos Reyna

Sociólogo

El extraño estratega que se derrotó a sí mismoFoto: Presidencia de la República

La repentina convocatoria a la movilización de sectores sociales limeños y provincianos, una ligera mejoría en las encuestas, más la ya típica torpeza de sus adversarios en el Congreso, ha provocado que se le descubran capacidades de buen estratega a Pedro Castillo. ¿Es tanto así? ¿Le van a alcanzar esas respuestas para seguir postergando más y más la caída de su gobierno?

Cómo perder amigos

Primero habría que asumir que este estratega resulta algo extraño. Su actuación a lo largo de un año de gobierno ha consistido en perder a sus aliados políticos más importantes y en ampliar el número de sus enemigos. Los primeros son tan pocos que pueden ser mencionados por los nombres de unas pocas bancadas. Los segundos son tantos que se los tiene que agrupar en categorías: opositores, vacadores, fiscales, investigadores, políticos, religiosos, militares, periodistas, de esfera pública, de esfera privada, de esfera ciudadana, en fin.

El hecho es que el clima político respecto a Castillo le ha venido siendo crecientemente hostil gracias a sus propias actuaciones. En el plano político propiamente dicho, al comienzo lo detestaba solo la extrema derecha vacadora. En la primera votación para plantear una vacancia, aquella perdió un por margen apreciable y no llegó ni a debatirse. Pero en la segunda obtuvo más adhesiones y ganó, solo que sin llegar al mínimo necesario de 87 votos. Después de eso, en varias votaciones críticas en el Congreso, Castillo viene perdiendo de largo.

En la esfera de los medios, que ya le era mayoritariamente hostil con la sola excepción de “La República”, esta ha pasado también a ser anti Castillo. En la opinión pública incluso las regiones que eran sus bastiones ahora lo desaprueban en su mayoría. Igualmente, Castillo ha hecho brotar un ánimo adverso en la mayoría de los gobernadores regionales, quienes al comienzo le tenían una cierta empatía frente al embate de la extrema derecha.

En el plano institucional no partidario, Castillo se ha convertido en el primer presidente en ser investigado por el Ministerio Público por cuestiones penales. Y por los serios indicios que lo comprometen con esos casos, así como por sus reacciones medio escapistas ý enteramente burdas frente a las investigaciones, ahora también lo ven muy mal organizaciones cívicas de anticorrupción o derechos humanos. Igualmente, otras instituciones como la Defensoría del Pueblo , no tanto la de Walter Gutierrez, que le quitó seriedad al cargo, sino la actual de Eliana Revollar, una funcionaria de carrera, imparcial y honesta.

Castillo además dejó que se generara una mala onda con la Iglesia Católica, cuando toleró que su premier insultara al Cardenal Barreto descalificándolo como mediador. Tampoco pasa desapercibida la frialdad de la relación de Castillo con las Fuerzas Armadas y su relación con las Fuerzas Policiales, más que descomponerse, se ha podrido, por el manipuleo de sus mandos.

Malas compañías

Los aliados más firmes, prácticamente íntimos y confidenciales, que tenía Castillo, no eran partidos. Eran esos individuos o grupos de su entorno más directamente involucrados en esas actuaciones oscuras que ahora los fiscales investigan. Ahora también son sus enemigos, en este caso procesales. Uno a uno se han convertido en informantes premiados de los fiscales. En las últimas semanas, al igual que César apuñalado por Bruto, Pedro debe haber dicho, ya varias veces, ¿tú también, Pacheco, Silva, Espino?

La situación ya era pues fea para Castillo. Pensó que podría capearla llevando a sus ministros en un tour por las regiones. O, peor aún, retirando del cargo al ministro del Interior que colaboraba con los fiscales. Pero el martes 9 de agosto terminó mirando aquello que un buen estratega jamás vería: a su propia familia camino a la cárcel, como consecuencia de las movidas que él por lo menos fue dirigiendo o consintiendo.

Demasiado tarde para movilizar

Desde el día siguiente, no por hábil y creativo maniobrador, sino porque era lo único que le quedaba, optó por convoca a corrientes sociales diversas, prioritariamente regionales, para ofrecerles de todo a cambio de que defiendan a su gobierno. Las escenas de esas reuniones con gente sencilla y provinciana en los salones de palacio de gobierno, los discursos contra la política limeña, racista y discriminadora contra el gobierno de los pobres, alguna recepción tendrá entre los excluidos de todo tipo, en Lima o en las regiones. Pero no le va servir para voltear el partido que ya venía perdiendo.

Quizás le hubieran servido si las convocaba desde el comienzo de su gobierno para que se movilizaran por reformas directamente de interés de esas corrientes o de sus pueblos. Ahora esas corrientes, sus líderes, seguro lo ven con empatía, pero sus bases o ya son muy escasas, o ya ven a Castillo como un corrupto más, y de allí ya no va a salir ningún torrente popular que salve a su gobierno.

Siameses enemigos

Por el bloqueo mutuo que el gobierno y sus enemigos se han autoimpuesto en el Congreso, el destino de Castillo no va a ser determinado allí. Esa es una señal de la irrelevancia partidaria en esta coyuntura. Muy probablemente ese destino se definirá previamente en las investigaciones fiscales y en las actuaciones de instituciones no partidarias. El Congreso actuará solo como certificador del desenlace.

La Conferencia Episcopal emitió este jueves un comunicado muy crítico del gobierno y del Congreso, pero fue especialmente duro contra el presidente precisamente por el tema de la corrupción. El presidente de la asamblea de los gobernadores regionales ha anunciado que se reunirán el martes próximo para evaluar una propuesta para salir del pantano político. En ambos pronunciamientos y en otras iniciativas ciudadanas ya comenzó a crecer la idea del adelanto de las elecciones generales.

Pasa que tanto en capacidad política como en calidad ética este gobierno y este congreso son como siameses enemigos, no se quieren nada. Pero, así como nacieron juntos, le harían bien al país terminando juntos. Qué cosa venga después será menos malo que este deterioro interminable.