Opinión

Don Nemesio Menéndez

Por Gustavo Riofrío

Investigador principal asociado en el Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo - DESCO

Don Nemesio MenéndezArchivo Servicios Educativos El Agustino – SEA | jesuitas.pe

Hace muy poco ha fallecido don Nemesio Menéndez, quien fuera un dirigente modelo en la III Zona de El Agustino, en Lima. Llegado a la capital desde la Sierra Central, sin hablar bien el castellano y sin contactos con la ciudad. En su primer día en la capital, caminó hasta maravillarse con los monumentos de las plazas Bolognesi y Grau, que conocía por sus libros escolares. En la tarde volvió sobre sus pasos y durmió esa y otras noches en el cementerio Presbítero Maestro. Hasta que encontró un pequeño espacio en la Tercera Zona de El Agustino, donde los parceleros de entonces remataban sus tierras por pedazos irregulares, casi al frente de la municipalidad. Con el tiempo, los militares remodelaron la zona vecina abriendo calles casi sin consultar con la población. Otra zona vecina tuvo un proceso más bien ejemplar y participativo de normalización de lotes, de apertura de calles y de reubicación de las familias que excedían al número de lotes resultante de los planos aprobados. Esa zona contó con el apoyo de una ONG, en un proceso que contó con recursos internacionales y una gran participación de la población.

Cuando conocí a don Nemesio en los años ochenta, su barrio había decidido hacer el proceso de remodelación por su cuenta, ante la falta de apoyo de cualquier tipo. Hasta la policía se negaba a participar cuando se trataba de reubicar un lote que obstruía una calle que ya todos habían aprobado que se abriera. Se trataba de un muy complejo proceso de saneamiento físico y legal y no de los procesos de saneamiento de nuestros días, que usan el mismo nombre, pero que se limitan a los asuntos legales.

En ese momento, el vecindario organizó un pequeño concurso y contrató a los profesionales que harían los planos de remodelación. Eran gente amiga y por ellos conocí la actividad. Allí destacaba este menudo hombre andino en su mediana edad, extremadamente cuidadoso en las formas y respetuoso como ninguno de los procesos de decisión del pueblo que lo había elegido. Era muy activo e inteligente, a la vez que abierto a los asuntos técnicos y legales que entonces aún no conocía, ni tenía por qué conocer.

Fui invitado a la ceremonia de entrega del plano de remodelación aprobado por la población. En su discurso de orden, Don Nemesio, como lo conocíamos, se dirigió a la audiencia con el saludo protocolar de estilo, pero con otro estilo: luego de la larga enumeración a las autoridades, personalidades invitadas en estricto orden de precedencia, terminó con un “señoras, señores y niños”. ¡Si! También se dirigió a los niños.

En 1986, “Año internacional de los sin techo”, fui invitado a Berlín para una enorme reunión mundial. Me consultaron sobre qué dirigente popular debía ser invitado e invitaron a don Nemesio Menéndez. Hay mucho que contar sobre ese viaje, su exposición (que yo traducía) escuchada con respeto y en gran silencio, y también sobre la “devolución de información” en la municipalidad de El Agustino que insistió en hacer a su regreso. Recuerdo su primera reacción cuando me reuní con él y le dije: “Don Nemesio; usted se va a Berlín”. De inmediato me respondió “Y mi esposa siempre me dice: ¿qué ganas con todo esto, Nemesio?”

NS 170921 Riofrío