Opinión

De la mutilación genital femenina a la mutilación de trompas en Ucayali

Por Alejandra Ballón

En febrero de este año inicié una serie de viajes a la selva peruana en el marco de mis estudios sobre las consecuencias que el Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación familiar (1996-2000) ha provocado en la población indígena amazónica. Así, junto a la periodista Melissa Goytizolo y el equipo de la unidad de investigación del diario La República hemos podido entrevistar a centenas de mujeres que fueron intervenidas quirúrgicamente por orden del Estado en las diversas ciudades y comunidades nativas de las regiones de Loreto, Ucayali y San Martín. De esta colaboración surgieron las pioneras columnas de prensa publicadas por Goytizolo en La República (marzo, junio y julio 2016) sobre las esterilizaciones forzadas en la población shipibo-conibo, un tema que aún se ha investigado poco.

Hace unos meses en la ciudad de Huamanga cuando le comuniqué al antropólogo Alejandro Parellada sobre mis impresiones del caso en la Amazonía, recordó aquella tradición ancestral shipibo-conibo que consiste en la mutilación de clítoris femenino. A partir de ese relato, hace unos meses en Lima indagué sobre las condiciones ancestrales y actuales en las que esta práctica se produce y los posibles significados de esta circuncisión. Fue así como algunas mujeres artistas shipibo-conibo del SÖI[^1] que radican en la comunidad de Cantagallo, en el distrito del Rimac me expresaron que es durante el rito de pubertad femenina Ani Xeati oPishta (fiesta indígena) que se realiza el Xebiana Tsekati o ablación del clítoris y que si bien este rito es cada vez menos frecuente entre las mujeres shipibas de hoy, esta mutilación se produce hasta nuestros días.

Este rito de iniciación se produce en nuestro país con niñas a partir de los ocho años pero sobre todo en la edad adolescente. Son sus propias abuelas chichi quienes transmiten de generación en generación esa tradición que se practica entre mujeres. Por lo general son las abuelas quienes cortan el clítoris de sus nietas. La circuncisión se lleva a cabo con un cuchillo hecho de caña brava afilado con machete. A la niña se le embriaga durante las celebraciones, luego se le pellizca el brazo en repetidas ocasiones hasta que la niña no reacciona más. Es entonces, en ese estado de ebriedad, que se le practica la mutilación genital, en presencia y rodeada de las mujeres más cercanas al grupo familiar. Si una niña no ha sido circuncidada puede ser objeto de burla de parte de su joven pareja o de las demás mujeres por lo que, paradójicamente, es la misma niña quien presionaría a sus familiares para auto-someterse a la extracción. Este rito femenino significa para la comunidad que una shipiba deja de ser niña e inicia su vida adulta.

Pero, ¿cuál es el motivo detrás de este ritual que pone en riesgo el proyecto de vida y la vida misma de las inocentes niñas shipibas? Como recuerda una de las maestras shipibas, si el cuchillo está mal afilado o si el pulso de la abuela no es bueno, la niña puede morir a causa de la hemorragia severa producida al cortar la vena que está cerca del clítoris. Según la Organización Mundial de la Salud, la práctica comprende un dolor intenso; hemorragia; inflamación de los tejidos genitales; fiebre; infecciones como el tétano; problemas urinarios; lesiones de los tejidos genitales vecinos; estado de choque y muerte como consecuencia inmediata altamente probable. Entre las consecuencias a largo plazo podemos encontrar las infecciones urinarias, problemas vaginales, problemas menstruales, tejido y queloide cicatriciales, problemas sexuales, mayor riesgo de complicaciones en el parto y de mortalidad neonatal, necesidad de nuevas intervenciones quirúrgicas y trastornos psicológicos.[^2]En suma, una series de desventuras en la sexualidad y en la salud reproductiva de las jóvenes púberes lo que sin duda pone en grave riesgo sus proyectos de vida.

Queda claro que para el punto de vista del mundo occidental y global, esta relación entre género y genética que se produce entre mujeres shipibas, es reconocida como una grave violación de los derechos humanos de mujeres y niñas. Pero más allá de las diferencias culturales cabe preguntar qué es lo que hace que en ciertos territorios de la Amazonía peruana la clitoridectomía se haya originado y practicado durante tanto tiempo. Según cuentan las maestras, culturalmente en las comunidades shipibo-conibo el cercenado hace que en las niñas disminuya el deseo sexual. Un abuelo le decía a una de ellas: “si la niña tiene clítoris, tenía ganas de hacer con uno y otro hombre, entonces para que no sea así tienen que cortar; si no te lo corta tu vas a andar como una pishpira[^3]”; el cortar el clítoris hace que no “tenga otra pareja”, y así las niñas y mujeres pueden ser “fiel al hombre”.

Desde antiguo y por costumbre las niñas y jóvenes descendientes de la familia lingüística pano, forman su familia a temprana edad, ni bien inician la pubertad. Esta situación, que es frecuente en diversas etnias amazónicas, está relacionada por un lado, al sistema comunitario de repartición de tierras y, por otro, a la poligamia masculina en la que el hombre cazador shipibo tiene más de una unión de parentesco familiar que por lo general solía incluir a las hermanas. Actualmente, si bien las mujeres saben cómo cuidarse con plantas medicinales para no tener más hijos, la idea de una mujer sin hijos les es aún hoy ajena.

Sin duda las diversas violencias son la expresión, escribe Kimberlé W. Crenshaw, de un “sistema complejo de estructuras de opresión que son múltiples y simultáneas” (1995) y que recaen en los cuerpos subalternos de las mujeres indígenes. Sin embargo, al parecer la teoría social sobre la interseccionalidad de las violencias pareciera ser insuficiente para comprender los procesos de interculturalidad bajo los que debieron operar los programas de salud pública del Estado. En este contexto, cabe preguntar: ¿cómo se explican aquellas mutilaciones de trompas llevadas a cabo por el Estado peruano durante la década de los noventa en territorio amazónico?, ¿qué significa la práctica de la esterilización forzada en un grupo étnico que tiene a la maternidad como principal motor de su identidad y en donde las mujeres ya han sufrido previamente otros tipos de violencia radical tal como la mutilación genital femenina o las violaciones sexuales por parte de los varones de sus comunidades, los militares y/o los grupos subversivos? En las comunidades shipibo-conibo muchas mujeres indígenas han sobrevivido a la mutilación genital femenina por parte de sus abuelas, para luego sobrevivir o encontrar la muerte a causa de la mutilación de trompas por parte del Estado.

Cualquier esterilización forzada representa una muy grave violación de los derechos humanos, pero al parecer en ciertas comunidades indígenas, ya sean estas andinas o amazónicas, como la shipibo-conibo, ello implica otros marcos de reflexión. En ese sentido, la antropóloga peruana Marisol de la Cadena en “Lasmujeres son más indias: Etnicidad y género en una comunidad delCuzco” (1992) plantea las diferenciaciones étnicas del género en donde el patriarcado moderno supone la indianización de las mujeres; y la filósofa italiana AdrianaCavarero en “Horrorismo. Nombrando la violencia contemporánea” (2009) al ir más allá de la categoría del terror plantea la ilegitimidad de la violencia Estatal que recae sobre el cuerpo inerme, desprovisto de armas para su defensa. Ambas teóricas nos dan luces para aproximarnos a un horror —las esterilizaciones forzadas en comunidades indígenas—, aún por conocer.

[^1] SÖI. Centro de Investigación y Taller Gráfico Shipibo Conibo. [^2] Ver: http://www.who.int/topics/female_genital_mutilation/es/ [^3] Pishpira quiere decir en castellano mujer cualquiera.