Opinión

Crisis europea, agricultura, seguridad alimentaria y lucha contra el narcotráfico

Por Doroteo Arango

Internacionalista

Crisis europea, agricultura, seguridad alimentaria y lucha contra el narcotráficoFoto: AFP

Como si no bastaran las tremendas consecuencias de la pandemia y la cuarentena sobre la economía de los peruanos durante los últimos dos años, ahora tenemos las consecuencias de la guerra en Europa del Este sobre la agricultura familiar dependiente de insumos agrícolas importados y por ende, la seguridad alimentaria de los peruanos. La elevación de los precios de productos como el maíz o el trigo (56%), aceites vegetales (40%) y de los fertilizantes indispensables para la agricultura (128%, urea, NPK, entre otros), tienen distintas consecuencias todas ellas negativas. No me voy a detener en ellas, no porque no sean urgentes, sino porque hay otros que lo hacen mejor que este servidor. Si quiero detenerme en una potencial amenaza que se cierne sobre los esfuerzos que realiza el Perú, los EE.UU y la comunidad internacional, para detener la invasión del narcotráfico sobre la Amazonía peruana.

El Perú invierte 110 millones de soles en el 2022, para implementar el Desarrollo Alternativo en ocho zonas estratégicas del país actualmente subordinadas a la economía del narcotráfico. EE.UU participa con un aproximado de US$ 9.5 millones en este esfuerzo. Las acciones realizadas para promover la cadena de valor en café y cacao han sido importantes y hoy el reto es la diversificación productiva de las regiones cocaleras. La situación es compleja, el VRAEM sufre la peor caída de precios de la coca y pasta base, como consecuencia de los cambios producidos en el comercio ilegal que se ha trasladado hacia selva central. Por otra parte, las organizaciones de traficantes han encontrado en la selva central (Huánuco, Junín, Ucayali), en el nuevo hub para exportar pasta base y cocaína pura hacia Brasil y Europa del Este.

La crisis bélica en Europa del Este y las sanciones aplicadas a Rusia, han provocado la escasez y el incremento del precio de los fertilizantes, a niveles insospechados y a escala mundial, poniendo en evidencia las severas distorsiones sobre las capacidades de los países del Norte respecto de los del sur (como antes sucedió con las vacunas contra el COVID). La XII Conferencia Ministerial de los 164 países miembros de la OMC, debe abordar la situación de la crisis alimentaria: África importa el 80% de sus alimentos y el 92% de sus cereales.

A guisa de ejemplo, una hectárea de cacao requiere 22 sacos de urea al año, para mantener niveles medios de productividad (800 kilos por has). El Estado peruano planificó sus compras de fertilizantes con un precio determinado, el mismo que se ha duplicado en lo que va de la guerra en Europa del Este. Recientemente se ha adoptado un decreto de urgencia por 348 millones para compra de urea, que servirá para dotar de fertilizante al 25% de la tierra cultivable. Esto puede provocar una imposibilidad de proveer de forma oportuna (calendario de siembra empieza en agosto). El riesgo es muy simple: que no se pueda atender a los productores que quieren salir de los cultivos de coca para ingresar a una economía legal que se verá afectada por la subida de precios de los fertilizantes indispensables para garantizar una adecuada productividad.

Lo cierto es que es en circunstancias como esta donde se pone en evidencia el sustento e interés de la comunidad internacional en revertir situaciones graves y estructurales como es la dependencia socio económica a las economías ilícitas, frente a la coyuntura geopolítica en el mundo.