Opinión

Chimbote: ceguera y transformación de mi ciudad

Por Augusto Rubio Acosta

Escritor y gestor cultural

Chimbote: ceguera y transformación de mi ciudadFoto: Captura de Video / DRONES CHIMBOTE

La creación política como distrito del puerto de Chimbote se suele conmemorar con camaretazos, conciertos, algunas actividades culturales y celebraciones de diversa índole. La reflexión, casi siempre, permanece al margen de las mayorías. Son muy pocos los chimbotanos que aspiran llegar al sentido mismo de la vida, al estudio de la naturaleza de la realidad y de la existencia. Los problemas de la ciudad, en en consecuencia, no han sido entendidos desde el razonamiento intelectual, mucho menos desde las preguntas que del mismo devienen.

Caminar por las calles del puerto nos permite escudriñar los convulsos escenarios socioculturales que acontecen al interior de nuestra comunidad. Nos permite analizar y documentar, por ejemplo, la forma en que las mujeres sostienen la vida [nuestras vidas] y cómo ese hecho no es valorado. Nos permite ver cómo tampoco se valoran sus saberes, experiencias y capacidades cuando están jóvenes, mucho menos cuando su edad es avanzada. Esa es una de las grandes cegueras de mi ciudad, de la sociedad en su conjunto. No hemos caído en la cuenta de que si la mujer se detuviera, nuestro mundo quedaría paralizado.

La necesaria transición y transformación de cada uno de nosotros es una urgencia que debemos emprender. Son caminos que nos permitirán dejar atrás un pasado de oprobio, de histórica vergüenza que arrastramos. Dar paso a algo nuevo no es tarea sencilla, por supuesto; pero hay revelaciones, sutilezas y despertares que no sólo nos llenan de preguntas y respuestas, sino también de raciocinio y profundidad, generando estimulantes hilos del pensamiento.

La lucha por la igualdad, la diversidad, las libertades y los derechos fundamentales, pasa por la pérdida de privilegios que tenemos los hombres. También por interesarnos e involucrarnos en el asunto, por ir más allá de ser considerados "aliados" a favor de la igualdad. Los hombres siempre hemos tenido el uso de la palabra y si escuchábamos a las mujeres era un tiempo mínimo o las escuchábamos mal. Nos hemos pasado la vida pensando que las mujeres maltratadas o agredidas eran parte de la otredad [las racializadas, las trans, las más pobres], sin darnos cuenta que también son las de nuestro entorno las que sufren, las que han estado cerca, las nuestras a quienes nos hemos negado a escuchar. ¿Cuántas veces durante este tiempo nos hemos visto al espejo? Nos hemos abrumado, desarmado e indignado por la violencia contra la mujer que está en los medios de comunicación y en todas partes, ¿pero cómo somos con ellas? ¿Qué podemos decir de nuestros machismos e inequidades? ¿Cuánto hemos empezado a cambiar y a intentar hacer justicia?

No basta sentirse o ser aliado de la lucha por la igualdad; si no hacemos nada concreto para generar el cambio, todo seguirá como hasta ahora. Hay que leer sobre este asunto; leer más y mejor, analizar las cosas y dejar de ocupar la llamada normalidad. Que cuesta mucho, por supuesto; pero es necesario transformarnos, abrir los ojos de los demás; sólo así daremos paso a nueva historia, a una nueva ciudad sin violencias machistas, a una sociedad donde la paz y la justicia, así como el ejercicio de los derechos fundamentales, estén garantizados. Lamentablemente aún somos una urbe [un país] que no se conoce a sí mismo; jamás sabremos adónde ir si dejamos pasar la vida sin ejercitar nuestro pensamiento, sin hacer uso de nuestra voz y de la fuerza de nuestras ideas. Chimbote cumple este 6 de diciembre 115 años de vida política, ¿tú cómo estás celebrando?