Opinión

Chile elige a un nuevo Presidente ¿Perú despide al suyo?

Por Carlos Reyna

Sociólogo

Chile elige a un nuevo Presidente ¿Perú despide al suyo?Foto: Comex Perú

Mañana, domingo 19, sabremos si nuestro vecino del sur va a ser gobernado por Gabriel Boric o por José Antonio Kast. Como se sabe, el primero proviene de una nueva generación de jóvenes izquierdistas chilenos que conserva de sus antecesores la vocación latinoamericanista que, en el siglo XX, en términos personales, se encarnó en la amistad de Salvador Allende con Haya de la Torre y Velasco.

Kast, en cambio, representa la reivindicación ultraderechista de Pinochet a todo nivel. En particular replica esa tendencia pinochetista de despreciar la buena relación con los vecinos latinoamericanos para preferir la complicidad con EEUU e Inglaterra. Eso produjo, en el pasado, la tensa relación que hubo entre Pinochet y Velasco en los años 70 y el rol que jugó el dictador chileno como aliado militar de Inglaterra contra Argentina.

De modo que, por la tradición doctrinaria de ambos, si gana Boric, el clima en la región andina podría incluso mejorar. Si gana Kast, lo más probable es que se vuelva tenso, por lo menos, y quizás problemático.

El riesgo para la paz en la región andina

Esto no es una exageración. En el punto 79 de su programa Kast anuncia que “se denunciará el Pacto de Bogotá” pues afectaría “la soberanía y autodeterminación de Chile”. ¿Por qué la denuncia chilena de este Pacto afectaría directamente a la región andina y al Perú? Porque ese Pacto, suscrito en 1948, es el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas. En él, la mayoría de países americanos, como Perú y Chile, se comprometieron a “abstenerse del uso de la fuerza o de cualquier otro medio de coacción para el arreglo de sus controversias” y a “recurrir en todo tiempo a procedimientos pacíficos”.

Gracias a este Pacto, en 2008, el Perú pudo llevar el problema de nuestra frontera marítima con Chile a la Corte Internacional de Justicia de la Haya, pues el Tratado le dió competencia a dicha instancia para resolver ese tipo de controversias. Por eso la Corte pudo conocer y emitir su fallo, y ambos países tuvieron que acatarlo.

Si Kast sale elegido Presidente, Chile podría salir del Tratado. Algunos casos pendientes con el Perú, como el conocido triángulo de la frontera terrestre, u otros, tendrían que resolverse de otra manera, quizás poco pacífica.

El riesgo de convertir a la migración venezolana en una controversia con Perú

El otro punto en el cual Kast anuncia un trato poco amistoso con sus vecinos es el relacionado con su política frente a la migración ilegal. El punto 867 de su programa ofrece “exigir a los Gobiernos de Bolivia, Perú y Argentina que refuercen sus fronteras y se hagan cargo de las caravanas de migrantes ilegales que provienen de sus territorios y que terminan en Chile por su negligencia y falta de control”.

Hay más razones pero estas dos son más que suficientes para que la nuestra Cancillería, el Congreso y las esferas políticas y diplomáticas peruanas vayan tomando previsiones respecto a un eventual gobierno de Kast. Sin embargo, buena parte de los medios y grupos políticos locales ignoran por completo estos riesgos y, en el plano internacional, solo se ocupan de inventar las conspiraciones antiperuanas de Pedro Castillo y en promover su vacancia.

Los “embajadores criollos” de la vacancia de Pedro Castillo

Si uno se informara solo por los medios del grupo El Comercio, estaría bien convencido de que Evo Morales ha estado a punto de fragmentar al Estado peruano y de conseguir que el Perú entregue una parte de su territorio a Bolivia. Todo en complicidad con Pedro Castillo. ¿Y cómo así? Mediante una reunión de movimientos sociales indigenistas en Cusco.

Mientras este tipo de versiones ridículas han sido ampliamente difundidas durante más de una semana por los medios del grupo El Comercio y sus afines, todos ellos han silenciado otros comportamientos que sí pondrían en cuestión la soberanía de nuestro país. Si quienes las difunden no llegan a afectarla es porque los personajes involucrados tienen una credibilidad aún más baja que la del propio Castillo.

Hernando de Soto en la Casa Blanca

En una entrevista en el canal Willax, Hernando de Soto se jactó de estar en campaña para lograr que los gobiernos y los congresos de los EEUU y de Europa “entren a dirimir si este es un gobierno legítimo o no”. Claro, se refiere al actual gobierno peruano. Llegó a decir que “este no es un gobierno constitucional y los EEUU por menos razones han entrado en guerra” y aseguró haber estado en la Casa Blanca.

Tan efectiva viene siendo la campaña de don Hernando que su primer resultado fue un pronunciamiento por twitter de la Embajada norteamericana en Lima. Esta aclaró que “apoyamos al pueblo peruano y trabajamos hombro a hombro con sus representantes electos por el pueblo”. Si de Soto estuvo en algún lugar debe haber sido en algún bar de Casablanca, Marruecos, asegurando a los turistas que él actuó junto a Bogart y Bergman.

María del Carmen Alva en el Congreso de España

Otro caso, similar al anterior casi en todo, es el de la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva y su visita a la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de Diputados de España. Allí se expresó de mal modo contra la legitimidad del gobierno de Pedro Castillo. Esa fue la versión de diputados españoles de izquierda, que estuvieron en la reunión, y suena verosímil, considerando los antecedentes de Alva contra Castillo.

Todo lo que obtuvo su intento de ser otra vocera en el exterior de la campaña pro vacancia de Castillo es la aprobación, por mayoría, en la Comisión mencionada, de una moción de “apoyo a la voluntad popular y a la institucionalidad democrática en el Perú” en un obvio respaldo a la legitimidad de Castillo. Otra cosa que obtuvo Alva de su viaje a Europa es que un medio digital peruano destapara su afición por los hoteles de lujo y los desayunos en Roma, no muy austeros, por cierto. Con este tipo de “embajadores” de la vacancia presidencial en el exterior, Pedro Castillo bien podría estar tranquilo. La mediocridad de esos embajadores es solamente la continuación de aquella con la que se gestiona la vacancia aquí en el país.

El Presidente que se vaca a sí mismo, adentro y afuera

Si los vacadores siguen asustando a Castillo es porque este, como bien sabemos, les regala nuevos argumentos todos los días. Su mala gestión como Presidente en el ámbito interno también se proyecta hacia el frente externo. Pedir auxilio al presidente de México, Manuel López Obrador, y solicitarle que le envíe a su ministro de Economía –después convocó a cuatro ex ministros de economía de anteriores gobiernos para dialogar sin la presencia de Pedro Francke- muestran a un Castillo sin brújula y que, como en casi todo, tampoco tiene una política exterior y actúa solo por reacción, sin orden ni perspectiva.

Pese a haberse salvado del primer intento de vacancia, Castillo sigue en el peor de sus momentos desde que asumió el gobierno. El y sus aliados parecen sobrepasados, sin reflejos y con trifulcas entre ellos. La denuncia, el viernes, del Procurador General del Estado contra el Presidente lo ha acercado un poco más hacia el colapso de su gobierno.

Por otro lado, la oposición de derecha y ultraderecha siguen teniendo como única idea destruir a Castillo y a los molinos de viento que llaman comunismo. No se percatan de que así como pasó con Manuel Merino, la caída de Castillo podría ponerlos a ellos como los siguientes en la fila de aborrecidos por la gente.

No es esta una buena hora para el Perú. Si cae Castillo, su sucesora automática, por regla constitucional, sería Dina Boluarte. Pero no hay por ahora ni una sola figura ni partido que aparezca como deseable para asumir la Presidencia. Para que la Navidad encuentre al menos una buena noticia política, solo queda esperar que, allá en Chile, gane Gabriel Boric. Quizás eso estimule a una nueva generación de jóvenes peruanos a jugarse por tener un rol parecido aquí en Perú.