Opinión

Atentado contra la salud

Por Daniel Rojas Bolívar
Atentado contra la saludFoto © Luisenrrique Becerra | Noticias SER

A pesar de que “la segunda ola” está golpeando a los países de Europa y el número de decesos sea semejante a los registrados al inicio del año, el Perú continúa entre los tres países con mayor tasa de mortalidad por el covid-19 a nivel mundial; a esto se suma la reaparición de enfermedades erradicadas, como la difteria; el retroceso en la economía, que repercute en la salud, nutrición y el hambre de las personas; la precariedad crónica del sistema de salud, que es corresponsable de la muerte de cientos de ciudadanos, y el golpe de Estado perpetuado por el Congreso el día de ayer con 105 infames votos.

No bastaba con invitar a desconocidos para que expongan como «expertos» los beneficios del dióxido de cloro, que en ningún momento demostró eficacia alguna contra el covid-19 y que provocó intoxicaciones letales; tampoco fue suficiente que den espacio a antivacunas, como fue el caso del congresista Rubén Ramos de UPP que los invitó a un foro sobre inmunizaciones y covid-19. No. No fue suficiente. Ellos fueron por más y ahora tomaron el poder, invocando a cada momento el nombre de la moral y la Constitución, exclamando que es la «voluntad popular» y que lo hacen por el Perú. Patrañas.

El golpe se ha consumado y desencadenó que las personas salgan a las calles por la indignación y la defensa de la institucionalidad y la democracia. Las probabilidades de contagio por coronavirus aumentan, pero no hay otra opción: nos están robando el país en nuestra cara. Hombres y mujeres en las avenidas y las plazas, mascarilla en rostro, ahogados por los gases, sangrando por los perdigones, rengueando por los bastonazos, exponiéndose al virus, defendiendo lo poco que se pudo avanzar en estos veinte años. Esa es la voluntad popular que el Congreso no reconoce y violenta con la usurpación del poder.

¿Y qué nos espera en salud? Una segunda ola de la pandemia ad portas; un sistema de salud igual de precario que antes; una inestabilidad política que repercute en la economía, que a su vez afecta al sistema sanitario, y el manejo de un gobernante sin experiencia en gestión pública y secundado de un congreso que apoya a los partidarios del dióxido de cloro. Asimismo, es inevitable la incertidumbre sobre el futuro Ministro de Salud, sus capacidades, experiencia y manejo político del escenario posterior a la primera ola del coronavirus.

Ya son cerca de un millón de peruanos infectados y más de 30 mil muertos por coronavirus, muchos otros murieron por otras enfermedades; el hambre está reapareciendo con más fuerza y una segunda ola está en camino.

No necesitamos más plagas.