Opinión

Aplastadas por el mismo pie

Por Ana María Vidal

Abogada

Aplastadas por el mismo pieFoto © Luisenrrique Becerra | Noticias SER

*"No cuentes lo que viste en los jardines el sueño acabó

Ya no hay morsas ni tortugas

Un rio de cabezas aplastadas por el mismo pie juegan cricket bajo la luna*"

Canción de Alicia en el país – Serú Girán

En el principio fue la pandemia. Nos noqueó. Pese a que fuimos uno de los primeros países en tomar medidas, la ineptitud de Martín Vizcarra y sus ministras y ministros hizo estragos serios. Pero nos hablaba bonito y por un buen tiempo le creíamos. Queríamos creerle. Dolor de muerte.

Los pueblos indígenas clamaban desesperados, no los escucharon. Escucharon a las empresas mineras, estas sí siguieron operando en sus territorios. Las víctimas de esterilización forzada imploraban por atención urgente. Como respuesta una ministra de Justicia creó una mesa de trabajo en la que ellas no participan y lo celebró. Las sobrevivientes, ellas, las que son nombradas en cada elección por los partidos políticos, siguen rogando por justicia, reparación, por no morir víctimas de la indiferencia de cinco gobiernos seudodemocráticos que nunca reconocieron su derecho a la reparación. El actual ministro de Justicia no sabe no opina.

El #VacunaGate superó lo que creíamos insuperable: la corrupción de Odebrecht. No les importó pasar por encima de los muertos para usar su privilegio y vacunarse antes. No podían darse el lujo. La campaña electoral. La "willaxización" no solo de la política, de la vida diaria. Campaña cochina y cruel para tumbarse el proceso de vacunación, dirigida por un acusado de pedofilia y un doctor que dice que el covid se cura con salivita.

Primera vuelta: los ataques a Mendoza demostraron que la misoginia sigue vivita y coleando. Segunda vuelta: Castillo contra Fujimori hija. Y el monstruo se desató. El clasismo y el racismo que siempre estuvieron ahí, regurgitaron y nos siguen embarrando con sus fluidos cada vez más pútridos.

Empezaron los 90. El Nobel dio la largada. De pronto todas y todos fuimos convertidos en comunistas. Carteles costosos en las calles. Le siguió El Comercio, como reality show de la dictadura, compra de periodistas en vivo y en directo. Las iglesias también querían su espectáculo con sus firmas públicas. La lavadora de cara. como si Fujimori hija fuera a cumplir, ella que trae como propuesta de gobierno la impunidad de su padre.

López Aliaga gritando "muerte a Castillo", la plaza respondiendo entusiasmada y a voz en cuello. La concentración de medios no lo registró, eso nunca pasó. La estafa electoral sí será televisada. Vale votar por la corrupción y el narcotráfico porque se necesita mantener el modelo. Encuestadoras preocupadas por la estrategia de campaña de la señora K. Camisas negras (bueno, polos negros) ataque al local partidario de Castillo, saludos neonazis, la prensa nos dice que la culpa fue de los atacados. Keiko en todos los canales. El Nobel la invita a Ecuador. Ella responde contenta: ahí nos vemos. Las reglas de la justicia son solo para los que no tenemos poder, para personas como ella, esas reglas no aplican. Los delitos en ella nunca serán delitos.

Y si pensábamos que no nos podía ir peor, el Congreso llega de decirnos que siempre podemos caer más bajo. Nunca asumieron que lo que hicieron en noviembre fue criminal y se sienten aún con demasiado poder. Aprobaron la ley del paramilitarismo. Insisten con nombrar nuevas magistradas y magistrados del TC. Hoy crearon la Cuarta legislatura, sacaron el conejo del sombrero, buscan modificar la Constitución, buscan volver lo más pronto posible y blindar a la hija para que no acabe como su padre.

Y mientras cierro esta nota, veo en las redes que siguen buscando camas UCI y concentradores de oxígeno. Enciende los candiles que los brujos piensan en volver a nublarnos el camino.